Cómo prevenir y revertir hígado graso en la medicina funcional
Tener un hígado sano es un componente importante y vital para combatir los productos chatarra y químicos en nuestro medio ambiente.
Un hígado sano nos ayuda a identificar que nuestro cuerpo se mantiene saludable, no se enferma y tiene energía.
Desafortunadamente, un número creciente de personas en todo el mundo, tienen lo que se llama enfermedad del hígado graso, que literalmente significa que el hígado se llena de grasa.
Esto detona un camino hacia una enfermedad crónica e inflamación.
Lo importante es que el hígado graso se puede tratar y revertir fácilmente con algunos cambios básicos en la dieta y el estilo de vida.
El Dr. Hyman habla sobre cómo nuestras dietas altas en azúcar son en gran parte responsables de conducir la enfermedad del hígado graso, cómo saber si tenemos un hígado graso y cómo trabajar con los pacientes para prevenir y revertir dicha condición.
La enfermedad del hígado graso es una de las principales causas de enfermedad crónica e inflamación en el cuerpo. Esta inflamación crea resistencia a la insulina y prediabetes, lo que hace que el cuerpo deposite grasa no solo en el hígado sino también alrededor de órganos y abdomen.
Investigaciones muestran que los carbohidratos producen más grasa en el estómago y el hígado y no la grasa como muchos piensan.
El azúcar activa la producción de grasa en el hígado, creando un proceso interno llamado lipogénesis, que es la respuesta normal del cuerpo al azúcar.
La fructosa, es el azúcar más perjudicial que se dirige directamente al hígado, especialmente la fructosa, se convierte en la principal causa de enfermedades hepáticas.
¿Qué tiene de malo tener hígado graso? Entre numerosas repercusiones se incluye inflamación q desencadena a resistencia a la insulina y prediabetes, lo que significa que el cuerpo deposita grasa en el hígado y los órganos, incluido el abdomen conocido como grasa visceral. El exceso de azúcar y almidón crea problemas más serios que incluyen niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de HDL (colesterol "bueno") y altas cantidades de LDL pequeñas partículas peligrosas de colesterol que causan ataques cardíacos.
El hígado graso también aumenta el riesgo de ataque cardíaco.
La mayoría de las personas no tienen idea de que tienen hígado graso, incluso vemos niños de 12 años con hígados grasos porque bebieron refrescos durante años y ahora necesitan trasplantes de hígado. La fructosa, el edulcorante principal de los refrescos, es un actor clave en las tasas de enfermedad de hígaso graso.
Estamos alimentando a los niños con fructosa y otras sustancias altamente tóxicas, preparando el escenario para los trasplantes de hígado, presión arterial alta, diabetes, enfermedades cardíacas y colesterol anormal.
A diferencia de los carbohidratos y las proteínas, la grasa de la dieta, no hace que el páncreas secrete insulina o estrese el hígado, el cuerpo prefiere quemar grasa en la dieta en lugar de almacenarla.
Cuando consumimos las grasas adecuadas, aumenta el metabolismo y se estimula estimula la quema de grasa, disminuyendo el hambre.
Los MCT o triglicéridos de cadena media, como aceite de coco es una buena opción de grasa saludable.
Hemos demonizado las grasas saturadas durante tanto tiempo que hemos echado de menos al elefante morado de la habitación: EL AZÚCAR.
Debemos limitar la ingesta de azúcar, las grasas saturadas saludables reducen la inflamación cuando se ingieren como parte de una dieta baja en carbohidratos y alta en fibra y rica en ácidos grasos omega 3.
Estrategias simples y efectivas para revertir o prevenir el hígado graso, se ha descubierto que estas estrategias de dieta, ejercicio y suplementos tienen muchos beneficios.
1. Eliminar el jarabe de maíz alto en fructosa
- Eliminar harinas procesadas y almidón ya que aumentan los niveles de azúcar en la sangre y como resultado triglicéridos altos.
- Agreagar grasas buenas y saludables (como aceite de oliva, aceite de nuez de macadamia, aguacates, aceite de coco), la Medicina Funcional se vuelve tan simple: para curar el cuerpo, eliminas las cosas malas y agregas las buenas, incorporar alimentos antiinflamatorios que curan el hígado como frutas, verduras, nueces, semillas bajas en azúcar, proteínas animales magras como pollo, pescado y aceite de pescado.
- Mejorar el metabolismo a través del ejercicio, el ejercicio diario mejora la resistencia a la insulina y reduce el hígado graso. Comenzar con una caminata de 30 minutos e intervalos de resistencia como pesas.
- Suplementos adecuados pueden ayudar a que tu cuerpo vuelva a estar en equilibrio mientras sana. Las hierbas como el cardo mariano son excelentes para ayudar al hígado, el ácido lipoico y la N-acetilcisteína, que producen poderosos antioxidantes para curar y rejuvenecer el hígado al tiempo que aumentan el glutatión, otros nutrientes que curan el hígado incluyen vitamina B y magnesio.
- Consumir superfoods de la familia de las crucíferas, como brócoli, coliflor y coles de Bruselas, así como verduras de hoja como col rizada, berza, repollo, rúcula y berros. Al menos una taza o dos al día pueden ayudar a reparar y curar el hígado. El ajo y la cebolla son alimentos ricos en azufre que ayudan a desintoxicar el cuerpo.
- Energetizarnos con proteínas, la proteína en cada comida, especialmente en el desayuno, se vuelve clave para equilibrar el azúcar en la sangre y la insulina, reducir los antojos y proporcionarle al hígado la materia prima que necesita para desintoxicarse de manera óptima. Una porción equivale a la palma de tu mano.
“Un hígado sano significa que tu cuerpo se mantiene sano, no se enferma y mantiene mucha energía”.