Disfagia: Comprendiendo y mejorando la deglución
La disfagia es la dificultad para tragar alimentos, líquidos o incluso saliva, que puede afectar la nutrición, la hidratación y la calidad de vida. Aunque es más frecuente en personas mayores o con ciertas enfermedades neurológicas, puede presentarse a cualquier edad. Un enfoque funcional integral ayuda a mejorar la seguridad al comer y mantener la salud general.
¿Qué es la disfagia?
- La disfagia ocurre cuando hay problemas en el proceso de deglución, desde la boca hasta el esófago.
Puede ser causada por:
- Trastornos neurológicos: accidente cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple.
- Alteraciones estructurales: tumores, estrechamientos esofágicos, reflujo.
- Envejecimiento: pérdida de fuerza y coordinación muscular.
La disfagia puede clasificarse en:
- Orofaringea: dificultad en la boca o faringe.
- Esofágica: dificultad en el esófago.
Síntomas frecuentes
- Tos o atragantamiento al comer o beber
- Sensación de que la comida queda atascada
- Pérdida de peso involuntaria
- Regurgitación o reflujo frecuente
- Neumonías recurrentes por aspiración de alimentos o líquidos
Enfoque funcional: mejorar la deglución y la nutrición
Un enfoque funcional busca prevenir complicaciones y mejorar la alimentación, combinando estrategias médicas, nutricionales y terapéuticas:
Evaluación y seguimiento médico
- Examen por fonoaudiólogo especializado en deglución.
- Estudios de videofluoroscopia o endoscopia para evaluar seguridad al tragar.
- Monitoreo de peso, hidratación y estado nutricional.
Adaptaciones alimenticias
- Cambiar textura de alimentos: purés, sopas espesas, gelatinas según tolerancia.
- Modificar consistencia de líquidos: espesantes para evitar aspiración.
- Comer porciones pequeñas y masticar despacio, con supervisión si es necesario.
Terapia de deglución
- Ejercicios específicos para fortalecer músculos de boca, lengua y garganta.
- Técnicas de postura y manejo de la cabeza para facilitar el paso de alimentos.
- Entrenamiento de respiración y coordinación para reducir riesgo de atragantamiento.
Nutrición funcional
- Dieta rica en proteínas, vitaminas y minerales para mantener fuerza y masa muscular.
- Suplementos nutricionales si hay déficit de calorías o nutrientes.
- Hidratación adecuada mediante líquidos espesados o alimentos ricos en agua.
Apoyo emocional y social
- Acompañamiento familiar para crear rutinas de alimentación seguras.
- Educación sobre signos de atragantamiento y cómo actuar en emergencias.
- Fomentar autoestima y disfrute de la comida a pesar de las restricciones.
La disfagia puede afectar la nutrición, la salud respiratoria y la calidad de vida, pero un enfoque funcional integralpuede mejorar la seguridad al comer y mantener bienestar general:
- Adaptar textura de alimentos y líquidos según tolerancia
- Realizar ejercicios de deglución supervisados
- Mantener nutrición adecuada y prevención de deshidratación
- Educar y acompañar a la persona y familia en la rutina alimentaria
La clave está en tratar la disfagia de manera integral, combinando terapias, nutrición y apoyo emocional, para garantizar seguridad, salud y disfrute de la alimentación día a día.