IKIGAI

¿Cuál es el sentido de mi vida?

¿Se trata sólo de sumar días a la existencia o tengo una misión más elevada en el mundo?

¿Por qué hay personas que saben lo que quieren y viven con pasión, mientras otras languidecen en la confusión?

Esta palabra misteriosa IKIGAI, este concepto japonés, que se traduciría a groso modo como la felicidad de estar siempre ocupadoguarda relación con la logoterapia, pero va más allá. Y es que parece ser una de las razones que explica la extraordinaria longevidad de los japoneses, sobre todo en la isla de Okinawa.

Cuando se estudian los motivos por los que los habitantes de esta isla al sur de Japón viven más que en ningún otro lugar del mundo, se cree que, más allá de la alimentación, la vida sencilla al aire libre, el té verde o el clima subtropical, una de las claves es el ikigai que rige su vida.

¿Es el ikigai responsable de que en Okinawa haya más centenarios que en ningún otro lugar? ¿De qué manera les inspira para permanecer activos hasta el fin de sus vidas? ¿Cuál es el secreto de una existencia larga y feliz?

En Okinawa hay un pueblo en especial, una localidad rural de 3.000 habitantes al norte de la isla, con el mayor índice de longevidad del mundo, razón por la que recibe el sobrenombre de la aldea de los centenarios.

Los ancianos de este pueblo, se muestran activos y satisfechos hasta el fin de sus días.

En ese lugar, se puede percibir la extraordinaria amabilidad de sus habitantes, que ríen y bromean todo el tiempo en medio de las verdes laderas regadas por el agua pura.

Allí crece la mayor parte de shikuwasa de Japón, los limones de Okinawa a los que se atribuye un enorme poder antioxidante.

¿Sería ese el secreto de la longevidad de los habitantes de Ogimi? ¿O sería el agua pura con la que elaboran el té de moringa?

Se entrevistó a los más viejos del lugar, y nos dimos cuenta de que había algo mucho más profundo que el poder de estos productos de la tierra.

La clave estaba en una insólita alegría que brota de los nativos y que guía su vida por un camino largo y placentero.

Nuevamente el misterioso ikigai.
Pero ¿en qué consiste exactamente? ¿Cómo puede adquirirse?
Es sorprendente que este remanso de vida casi eterna se encontrara

justamente en Okinawa, donde se perdieron 200.000 vidas inocentes al fin de la Segunda Guerra Mundial.

En lugar de guardar rencor a los invasores, sin embargo, los okinawenses recurren al ichariba chode, una expresión local que se traduce como: trata a todos como si fueran tus hermanos aunque sea la primera vez que los conoces.

Y es que uno de los secretos de los habitantes de Ogimi es su sentido de pertenencia a la comunidad. Desde pequeños practican el yuimaaru, el trabajo en equipo, que les lleva a ayudarse los unos a los otros.

Cuidar de las amistades, una alimentación ligera, descansar adecuadamente y el ejercicio suave formarían parte de la ecuación de la salud, pero en el centro de esa joie de vivre, la alegría de vivir que les impulsa a cumplir años y a seguir celebrando cada amanecer, está el ikigai personal de cada uno.

“Quien encuentra su ikigai lleva ya consigo todo lo necesario para una larga y dichosa travesía.”

¿Cuál es tu razón de ser?

Según los japoneses, todo el mundo tiene un ikigai, lo que un filósofo francés traduciría como raison d’être. Algunos lo han encontrado y son conscientes de su ikigai, otros lo llevan dentro, pero todavía lo están buscando.

El ikigai está escondido en nuestro interior y requiere una exploración paciente para llegar a lo más profundo de nuestro ser y encontrarlo. Según los naturales de Okinawa, la isla con mayor índice de centenarios del mundo, el ikigai es la razón por la que nos levantamos por la mañana.

Tener un ikigai claro y definido, una gran pasión, da satisfacción, felicidad y significado a la vida.

CARACTERES DE IKIGAI

Ikigai se escribe 生き甲斐, donde 生き significa vida y 甲斐 significa valer la pena. 甲 斐 se puede descomponer en 甲 , que significa «armadura», número uno, ser el primero en ir (al frente en una batalla llevando la iniciativa y liderazgo), y 斐 , que significa elegante, bello.

Las cinco zonas azules

Se denominan así las regiones identificadas por los científicos y demógrafos en las que hay muchos casos de alta longevidad. Dentro de estas cinco zonas, la número uno es Okinawa, en Japón, donde en especial las mujeres son las que tienen una existencia más larga y sin enfermedades del mundo.

Las cinco regiones identificadas y analizadas por Buettner en el libro Zonas azules son:

1.     Okinawa, Japón (en particular, al norte de la isla). Su dieta incluye muchas verduras y tofu. Comen en platos pequeños. Además de la filosofía ikigai, en su esperanza de vida es importante el concepto de moai (grupo de amigos muy cercanos).

2.     Cerdeña, Italia (específicamente, la provincia de Nuoro y Ogliastra). Consumen muchas verduras y vino. Se trata de comunidades muy unidas, lo cual tiene gran incidencia en la longevidad.

3.     Loma Linda, California. Los investigadores estudiaron a un grupo de adventistas del Séptimo Día que se encuentran entre los más longevos de los Estados Unidos.

4.     Península de Nicoya, Costa Rica. Muchos nativos superan los 90 años con una vitalidad resaltable. Gran parte de los ancianos se levantan a las 5:30 para atender las tareas del campo sin grandes dificultades.

5.     Icaria, Grecia. Cerca de la costa turca, uno de cada tres habitantes de esta isla tiene más de 90 años, lo cual le ha valido el sobrenombre de la isla de la longevidad.

Analizaremos algunos de los factores comunes de esta zona  de Okinawa que parecen ser la clave de su longevidad.

Tener que ayudarse unos a otros puede constituir para muchos un ikigai suficientemente poderoso como para seguir viviendo.

Según los científicos que han comparado las vidas en las cinco zonas azules, las claves de una vida larga son la dieta, el ejercicio, tener un propósito en la vida (un ikigai) y buenas conexiones sociales, es decir, contar con muchos amigos y buenas relaciones dentro de la familia.

Estas comunidades gestionan bien su tiempo para reducir el estrés, comen poca carne y alimentos procesados y beben alcohol con moderación.

El ejercicio que practican no es extremo, pero se mueven todos los días para pasear o ir al huerto. Los habitantes de las zonas azules prefieren caminar a ir en coche. En todas ellas es muy común la jardinería, que requiere movimiento físico cada día, pero de baja intensidad.

El secreto del 80 %

Uno de los refranes más populares en Okinawa es Hara hachi bu, que se utiliza antes o después de comer y significa algo así como La barriga al 80 por ciento. La sabiduría ancestral recomienda no comer hasta empacharnos. Por eso, los nativos dejan de comer cuando sienten que su estómago está al 80 %, en lugar de saciarse obligando al cuerpo a desgastarse, acelerando la oxidación celular, con una larga digestión.

Quizás algo tan simple como esto sea uno de los secretos de la larga vida de los okinawenses.

Su dieta es rica en tofu, boniatos, pescado (tres veces a la semana) y muchas verduras (300 gramos al día).

La forma en la que se sirve la comida también es importante. Al dividirla en varios platitos, los japoneses tienden a comer menos. Por eso mismo, también los occidentales en Japón tienden a perder peso y a mantener una figura esbelta.

Estudios recientes de nutricionistas han revelado que el consumo diario de calorías de los okinawenses es de 1.800-1.900 aproximadamente y su índice de masa corporal oscila entre el 18 y el 22.

Moai: lazos para una larga vida

Esta es una tradición de Okinawa, para formar lazos fuertes en las comunidades locales. El moai es un grupo informal de gente con intereses comunes que se ayuda entre sí.

Para muchos, el servicio a la comunidad se convierte en uno de sus ikigais.

El origen de los moais viene de los tiempos difíciles, cuando los agricultores se juntaban para intercambiar información sobre las mejores formas de cultivar, así como para ayudarse los unos a los otros en caso de que la cosecha no fuera bien ese año.

Los miembros de un moai tienen que pagar una cantidad mensual establecida. Este pago les permite asistir a reuniones, cenas, partidas de go, de shogi (el ajedrez japonés) o disfrutar de cualquiera que sea la afición común que tengan.

El dinero de todos es usado en las actividades y, si se acumula demasiado, un miembro (van rotando) recibe una cantidad de dinero también establecida.

Estar en un moai ayuda a mantener la estabilidad emocional y también la financiera. Si alguien del grupo se encuentra con dificultades económicas se le puede adelantar la «paga» de ahorros del grupo.

Este sentimiento de pertenencia y ayuda mutua aporta seguridad a la persona y contribuye a aumentar la esperanza de vida.

DE LA LOGOTERAPIA AL IKIGAI

La importancia de encontrar un sentido a la existencia para vivir más y mejor.

ALGO POR LO QUE VIVIR

Un estudio realizado por Frankl en su clínica de Viena demostró que, tanto entre los pacientes como entre el personal, alrededor de un 80 % reconocía que el ser humano necesitaba un motivo para vivir, y el 60 % aproximadamente reconocía que alguien o algo en sus vidas hacía que estuvieran dispuestos a morir por esa causa.

Puesto que para Frankl el hombre es capaz de vivir y morir por sus principios e ideales, la búsqueda del sentido se convierte en una fuerza primaria y personal que permite al hombre conseguir sus objetivos.

Podemos resumir el proceso de la logoterapia en estos cinco pasos:

  1. La persona siente un vacío, una frustración o ansiedad.
  2. El terapeuta le hace ver que siente un deseo por tener una vida significativa.
  3. El paciente descubre el sentido de su existencia (de ese momento de su vida).
  4. A través de la voluntad, el paciente escoge entre aceptar ese destino o no hacerlo.
  5. Este nuevo impulso vital le ayuda a sobreponerse a los obstáculos y los

pesares.

DECLARACIÓN DEL PUEBLO MÁS LONGEVO DEL MUNDO

A los 80 soy todavía un niño.
Cuando vengas a buscarme a los 90, olvídate de mí y espérame hasta que cumpla los 100.
Cuanto más viejos, más fuertes y nada de dejar que nuestros hijos nos mimen.
Si quieres larga vida y salud, eres bienvenido a nuestra aldea, donde recibirás las bendiciones de la naturaleza y descubriremos juntos los secretos de la longevidad.

Federación de Clubes de Ancianos de la Aldea Ogimi.

Leyes del ikigai:

Mantente siempre activo, nunca te retires: Quien abandona las cosas que ama y sabe hacer, pierde el sentido de su vida. Por eso, incluso después de haber terminado la vida laboral «oficial», es importante seguir haciendo cosas de valor, avanzando, aportando belleza o utilidad a los demás, ayudando y dando forma a nuestro pequeño mundo.

Tómatelo con calma: Las prisas son inversamente proporcionales a la calidad de vida. Como dice un viejo proverbio: «Caminando despacio se llega lejos». Cuando dejamos atrás las urgencias, el tiempo y la vida adquieren un nuevo significado.

No comas hasta llenarte: También en la alimentación para una vida larga, «menos es más». Según la ley del 80 %, para preservar la salud mucho tiempo, en lugar de atiborrarse hay que comer un poco menos del hambre que tenemos.

Rodéate de buenos amigos: Son el mejor elixir para disolver las preocupaciones con una buena charla, contar y escuchar anécdotas que aligeren la existencia, pedir consejo, divertirnos juntos, compartir, soñar... En suma, vivir.

Ponte en forma para tu próximo cumpleaños: El agua se mueve, fluye fresca y no se estanca. Del mismo modo, tu vehículo para la vida necesita un poco de mantenimiento diario para que pueda durar muchos años. Además, el ejercicio segrega las hormonas de la felicidad.

Sonríe: Una actitud afable hace amigos y relaja a la propia persona. Está bien darse cuenta de las cosas que están mal, pero no hay que olvidar el privilegio de estar aquí y ahora en este mundo lleno de posibilidades.

Reconecta con la naturaleza: Aunque la mayoría de seres humanos vivan en ciudades, estamos hechos para fundirnos con la naturaleza. Necesitamos regularmente volver a ella para cargar las pilas del alma.

Da las gracias: A tus antepasados, a la naturaleza que te provee aire y alimento, a tus compañeros de vida, a todo lo que ilumina tu día a día y te hace sentir dichoso de estar vivo. Dedica un momento del día a dar las gracias y aumentarás tu caudal de felicidad.

Vive el momento: Deja de lamentarte por el pasado y de temer el futuro. Todo lo que tienes es el día de hoy. Dale el mejor uso posible para que merezca ser recordado.

Sigue tu Ikigai: Dentro de ti hay una pasión, un talento único que da sentido a tus días y te empuja a dar lo mejor de ti mismo hasta el final.