¿Sabes qué es la tuberculosis?
La tuberculosis es causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que generalmente afecta a los pulmones. Estas bacterias por lo general atacan a los pulmones, pero también pueden atacar otras partes del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro. No todas las personas infectadas por las bacterias de la tuberculosis se enferman. Por eso, existen dos afecciones relacionadas con la tuberculosis: la infección de tuberculosis latente (LTBI, por sus siglas en inglés) y la enfermedad de tuberculosis. Si no se trata adecuadamente, la enfermedad de tuberculosis puede ser mortal.
No todas las personas infectadas por las bacterias de la tuberculosis se enferman. Por eso, existen dos afecciones relacionadas con la tuberculosis: la infección de tuberculosis latente (LTBI, por sus siglas en inglés) y la enfermedad de tuberculosis.
Las bacterias de la tuberculosis pueden vivir en su cuerpo sin provocar enfermedad. Esto se denomina infección de tuberculosis latente. En la mayoría de las personas que inhalan las bacterias de la tuberculosis y se infectan, el cuerpo puede combatir las bacterias para impedir que se multipliquen. Las personas con infección de tuberculosis latente no presentan malestar ni síntomas, tienen una reacción positiva a la prueba cutánea de tuberculina. Mientras que la enfermedad de tuberculosis, las personas con enfermedad de tuberculosis están enfermas. También pueden transmitir las bacterias a las personas con las que pasan tiempo todos los días.
La infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos de estos bacilos para quedar infectada. La tuberculosis NO se transmite por lo siguiente:
· Darle la mano a alguien.
· Compartir alimentos o bebidas.
· Tocar la ropa de cama o los inodoros.
· Compartir el cepillo de dientes.
· Besarse.
Cuando una persona inhala las bacterias de la tuberculosis, estas pueden alojarse en los pulmones y comenzar a multiplicarse. Desde allí, las bacterias pueden desplazarse por la sangre a otras partes del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro.
La enfermedad de tuberculosis en los pulmones o la garganta puede ser contagiosa. Esto significa que las bacterias pueden transmitirse a otras personas. Por lo general, la tuberculosis que afecta otras partes del cuerpo, como los riñones o la columna vertebral, no es contagiosa.
Se calcula que una cuarta parte de la población mundial está infectada por el bacilo de la tuberculosis, lo que significa que dichas personas están infectadas por el bacilo pero (aún) no han enfermado ni pueden transmitir la infección.
Las personas infectadas por el bacilo tuberculoso tienen un riesgo de enfermar de tuberculosis a lo largo de su vida de entre el 5% y el 10%. Las personas inmunodeprimidas, por ejemplo las que viven con el VIH o padecen desnutrición o diabetes, así como los consumidores de tabaco, corren un riesgo mucho mayor de enfermar.
Cuando alguien desarrolla tuberculosis activa, los síntomas (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso, etc.) pueden ser leves durante muchos meses. Esto puede hacer que la persona afectada tarde en buscar atención médica, con el consiguiente riesgo de que transmita el bacilo a otras personas. Una persona con tuberculosis activa puede infectar a lo largo de un año a entre 5 y 15 personas por contacto estrecho. Sin un tratamiento adecuado, morirán en término medio el 45% de las personas VIH-negativas con tuberculosis y la práctica totalidad de las personas VIH-positivas con tuberculosis.
Las personas infectadas por el VIH tienen 18 veces más probabilidades de desarrollar tuberculosis activa. Ese riesgo de desarrollar tuberculosis activa también es más elevado en las personas que padecen otros trastornos que dañan el sistema inmunitario. Las personas con desnutrición presentan un riesgo tres veces mayor. A nivel mundial, en 2020 hubo 1,9 millones de nuevos casos de tuberculosis atribuibles a la desnutrición.
El trastorno por consumo de alcohol y el tabaquismo aumentan el riesgo de contraer tuberculosis. En 2020, 0.74 millones de nuevos casos de tuberculosis en todo el mundo fueron atribuibles al trastorno por consumo de alcohol y 0,73 millones al tabaquismo.
Signos y síntomas
Los síntomas dependen del área del cuerpo donde se estén multiplicando las bacterias de la tuberculosis. Por lo general, las bacterias de la tuberculosis se multiplican en los pulmones (tuberculosis pulmonar). La enfermedad de tuberculosis en los pulmones puede causar síntomas como los siguientes:
· Tos intensa que dura 3 semanas o más.
· Dolor en el pecho.
· Tos con sangre o esputo (flema que sale desde el fondo de los pulmones).
Otros síntomas de la enfermedad de tuberculosis son:
· Debilidad o fatiga
· Pérdida de peso
· Falta de apetito
· Escalofríos
· Fiebre
· Sudores nocturnos
Pruebas
Hay dos tipos de pruebas que se usan para detectar las bacterias de la tuberculosis en el cuerpo: la prueba cutánea de la tuberculina y pruebas de sangre. Un resultado positivo en la prueba cutánea de la tuberculina o en una prueba de sangre solo indica que la persona ha sido infectada con bacterias de la tuberculosis. No indica si la persona tiene infección de tuberculosis latente (LTBI, por sus siglas en inglés) o si ha evolucionado a enfermedad de tuberculosis. Para determinar si la persona tiene enfermedad de tuberculosis, es necesario hacer otras pruebas, como una radiografía de tórax o tomar una muestra de esputo.
Diagnóstico
Si se encuentra que una persona está infectada con bacterias de la tuberculosis, se deberán hacer más pruebas para ver si tiene infección de tuberculosis latente o enfermedad de tuberculosis.
Tratamiento
El bacilo de Koch tiene una gran capacidad de protegerse contra los antibióticos desarrollando resistencias cuando éstos se emplean de forma individual. Por ello, siempre es necesario el uso de combinaciones de antibióticos.
El tratamiento se puede realizar de forma ambulatoria, aunque se requiere aislamiento respiratorio, al menos las dos primeras semanas.
Entre los fármacos antituberculosos de primera elección, se incluyen la isoniacida, rifampicina, pirazinamida, etambutol y estreptomicina.
Las asociaciones internacionales de enfermedades infecciosas recomiendan en la actualidad comenzar el tratamiento con tres antibióticos de primera línea durante 2 meses, seguido de dos de ellos durante otros 4 meses adicionales.
La pauta más habitual de tratamiento es la combinación de isoniacida, rifampicina y pirazinamida durante los dos primeros meses para continuar posteriormente durante cuatro meses más con isoniacida y rifampicina. Según los casos pueden ser necesarias pautas de mayor duración y con mayor número de fármacos.
Prevención
La enfermedad se previene evitando el contacto próximo y mantenido con enfermos tuberculosos no tratados.
La actuación más importante en el control de la tuberculosis es el diagnóstico precoz junto al tratamiento correcto de los casos, unido al estudio exhaustivo de los contactos y búsqueda del caso índice para controlar la trasmisión.
Otra medida preventiva es la inmunización con vacuna de la tuberculosis, llamada la BCG.
En la actualidad solo existe la vacuna BCG, que toma su nombre de la bacteria modificada que la constituye: el bacilo de Calmette y Guérin. Es una vacuna viva, que contiene microbios atenuados en el laboratorio para que no causen daño, pero sí una respuesta inmunológica de defensa.
Esta vacuna ha sido utilizada ampliamente en el mundo desde 1930. Actualmente se usa en unos 100 países, en los que se estima que se administra a unos 100 millones de niños recién nacidos cada año.