¿Sabías que la microbiota puede estar ligada a la depresión?

Las investigaciones han sugerido durante mucho tiempo un vínculo entre nuestra dieta y nuestra salud mental.

La microbiota intestinal parece influir en nuestro estado de ánimo y salud mental.

En un estudio realizado sobre la relación entre la microbiota y el trastorno depresivo, encontró que varios tipos de bacterias aumentaban o disminuían notablemente en personas con síntomas de depresión.

El eje intestino-cerebro
La relación intestino cerebro ha sido estudiada a lo largo de los años.

La microbiota intestinal es capaz de producir neurotransmisores y aminoácidos que influyen en el funcionamiento cerebral.

Cabe destacar que el GABA y la serotonina producidos en el intestino no pueden atravesar la barrera hematoencefálica. Sin embargo, los ácidos grasos de cadena corta liberados por las bacterias intestinales sí pueden hacerlo y modular los niveles de GABA en el sistema nervioso central. Además, el triptófano (precursor de serotonina) producido por las bacterias intestinales también puede atravesar la barrera hematoencefálica.

La disbiosis supone un aumento de la permeabilidad intestinal que incrementa el paso de sustancias tóxicas a través del intestino. Dichas sustancias estimulan la liberación de citoquinas pro inflamatorias que, tras alcanzar el cerebro a través del nervio vago, alteran diversas funciones cerebrales, que abren puerta a diversos trastornos mentales, incluida la depresión.

La conexión intestino – cerebro es fácil de entender si observamos que la mayoría de trastornos mentales cursan con sintomatología intestinal y que la mayoría de personas con trastornos digestivos padecen algún trastorno mental como depresión o ansiedad. Los cambios de peso y apetito son comunes entre las personas con depresión, desde la adolescencia hasta la vejez. La ansiedad se ha relacionado con un mayor riesgo de náuseas, acidez de estómago, diarrea y estreñimiento.

En un estudio, titulado "Transferring the Blues", ratas libres de bacterias a las que se les dieron muestras fecales de humanos diagnosticados con depresión mayor se volvieron ansiosas y desinteresadas en actividades placenteras. Se observo una notable disminución en la secreción de triptófano, aminoácido ligado al estado de ánimo.


El análisis reveló 16 tipos de bacterias que los autores llamaron "predictores importantes" de los síntomas depresivos en diversos grados. Por ejemplo, el estudio, publicado en Nature Communications, encontró un agotamiento de Eubacterium ventriosum entre con trastorno depresivo. Curiosamente, esta misma disminución se ha detectado en estudios de microbioma sobre lesiones cerebrales traumáticas y obesidad, los cuales están relacionados con la depresión, lo que respalda la idea de que esta especie de bacteria se relaciona con trastornos del estado de ánimo.

Además se encontró que otra cepa llamada Eggerthella, se encuentra alterada en pacientes con trastornos depresivos.

Lo que nos muestra una relación entre la salud intestinal y nuestra microbiota, es por ello que es importante llevar una alimentación equilibrada para cuidar nuestra salud mental.

Cómo optimizar el microbioma intestinal para la depresión

  1. Consumir  alimentos integrales orgánicos
    Los cambios dietéticos ocurridos durante el último siglo (incluida la agricultura industrial, el uso de pesticidas y herbicidas y la degradación de los nutrientes en los alimentos) son las fuerzas principales detrás de los crecientes problemas de salud mental como la depresión. La baja disponibilidad de nutrientes, la inflamación y el estrés oxidativo afectan a los neurotransmisores dopamina, norepinefrina y serotonina, que controlan el estado de ánimo, alivian la tensión y aumentan el estado de alerta.
  2. Incluye suplementos probióticos
    Un estudio de 2017 identifico la correlación entre la salud intestinal y la depresión. Los investigadores estudiaron a 44 adultos con síndrome del intestino irritable y ansiedad o depresión de leve a moderada. La mitad del grupo tomó el probiótico Bifidobacterium longum NCC3001 y la otra mitad recibió un placebo. Seis semanas después de tomar probióticos diariamente, el 64% de los pacientes que tomaron probióticos informaron una disminución de la depresión. De los pacientes que tomaron un placebo, sólo el 32% informó una disminución de la depresión.
  3. Considere la posibilidad de hacerse un trasplante fecal
    Ya sea debido a un trastorno o a ciertos factores del estilo de vida, como una mala alimentación y el uso prolongado de antibióticos, las bacterias buenas que normalmente están presentes han sido eliminadas o suprimidas. Entonces, para aquellas personas con un intestino tan comprometido, vale la pena considerar un trasplante fecal. Básicamente, se benefician de que las bacterias buenas de otra persona habiten en su propio intestino y reequilibren su sistema digestivo. La mejor manera de aprovechar las bacterias vivas es trasplantarlas directamente de un donante a un receptor mientras las bacterias aún están vivas; de esta manera, los microbios sanos se afianzan en el intestino del receptor, residen y se repoblan allí. Puedes pensar en el proceso casi como si alguien recibiera un trasplante de órgano. Los investigadores tienen la esperanza de que los trasplantes fecales ayuden a prevenir o tratar trastornos cerebrales debido a la fuerte relación entre la salud intestinal y la salud del cerebro. Los científicos saben que los pacientes con estas afecciones cerebrales sufren de una microbiota gastrointestinal anormal, por lo que se cree que una mejor salud intestinal funcionará para enviar mensajes al cerebro que pueden desactivar las causas de los trastornos del estado de ánimo como la depresión o incluso las discapacidades del aprendizaje como el TDAH.