Agua alcalina: ¿milagro o mito?

Desmitificando el agua alcalina desde la nutrición funcional
En los últimos años, el agua alcalina ha ganado popularidad entre celebridades, influencers de bienestar y entusiastas de la salud natural. Se le atribuyen propiedades casi milagrosas: desde retrasar el envejecimiento hasta prevenir el cáncer y mejorar la digestión. ¿Pero qué hay de cierto en todo esto? ¿Es realmente mejor que el agua común? ¿Tiene respaldo científico? Y desde la mirada de la medicina funcional, ¿cuál es su lugar?
En este artículo exploramos los mitos y verdades del agua alcalina de forma clara, detallada y con un enfoque funcional e integrativo.
¿Qué es el agua alcalina?
El agua alcalina tiene un pH mayor a 7, lo que la hace menos ácida que el agua potable convencional (que suele tener un pH entre 6.5 y 7.5). Algunos productos comerciales de agua alcalina afirman tener un pH entre 8 y 10.
Además del pH, algunos tipos de agua alcalina contienen minerales como calcio, potasio, magnesio y bicarbonato, que también influyen en su capacidad de “alcalinizar” el cuerpo.
MITO 1: “El agua alcalina cambia el pH de tu sangre”
FALSO.
Uno de los mitos más extendidos es que el agua alcalina puede “alcalinizar” tu sangre, haciéndola menos ácida. Sin embargo, el cuerpo humano regula el pH de la sangre de forma muy estricta (entre 7.35 y 7.45) a través de sistemas de amortiguamiento como los riñones y los pulmones.
Si el pH de la sangre se sale de ese rango, puede poner en riesgo la vida, y eso no depende del agua que bebas.
La realidad: el agua alcalina puede modificar levemente el pH de la orina o el estómago, pero no cambia el pH de la sangre.
VERDAD 1: Puede ayudar con la acidez estomacal
VERDADERO (con matices).
Algunos estudios pequeños han mostrado que el agua alcalina puede ayudar a neutralizar el ácido gástrico en personas con reflujo gastroesofágico. Un estudio del Annals of Otology, Rhinology & Laryngology (2012) encontró que el agua con pH 8.8 puede desactivar la pepsina, una enzima implicada en el daño al esófago.
Desde la nutrición funcional: se puede considerar como un coadyuvante leve en casos de disbiosis gástrica, pero no sustituye el abordaje raíz de un reflujo (como cambios en la dieta, reparación de la mucosa gástrica, regulación del nervio vago, etc.).
MITO 2: “Previene el cáncer”
FALSO.
No hay evidencia científica sólida que demuestre que el agua alcalina previene o trata el cáncer. Este mito surge de la idea errónea de que el cáncer crece en ambientes ácidos, y por ende, alcalinizar el cuerpo impediría su desarrollo.
La verdad: los tumores pueden crear un entorno ácido a su alrededor, pero eso no significa que la acidez cause cáncer. El cuerpo mantiene su pH estable incluso ante un tumor.
Desde la medicina funcional: en oncología integrativa se promueve un entorno metabólicamente saludable, con buena oxigenación y niveles bajos de inflamación, pero no mediante la alcalinización con agua.
VERDAD 2: Puede mejorar la hidratación en algunos deportistas
VERDADERO (con reservas).
Un estudio publicado en Journal of the International Society of Sports Nutrition (2016) encontró que el agua alcalina puede mejorar los niveles de hidratación y disminuir la viscosidad de la sangre tras el ejercicio intenso.
Relevante en atletas o personas con sudoración excesiva, aunque los efectos no parecen significativamente superiores al agua común con electrolitos.
MITO 3: “Desintoxica el cuerpo”
FALSO.
Otro argumento popular es que el agua alcalina "elimina toxinas". Pero el cuerpo ya cuenta con un sistema de desintoxicación sofisticado: hígado, riñones, intestinos, piel y pulmones. No hay evidencia de que el agua alcalina potencie estos mecanismos.
Enfoque funcional: más efectivo que el agua alcalina es optimizar las vías naturales de detoxificación mediante una dieta rica en fitonutrientes, azufrados, fibra, buena hidratación general y sueño adecuado.
¿Qué dice la ciencia?
- Estudios clínicos: Son limitados, de corto plazo y con muestras pequeñas. No hay estudios a largo plazo que respalden los beneficios generalizados del agua alcalina.
- Seguridad: En personas sanas, beber agua alcalina no representa un riesgo, pero puede generar alcalosis metabólica en personas con enfermedad renal crónica o desequilibrios electrolíticos.
- Calidad del agua: Algunas aguas alcalinas comerciales pueden estar ionizadas artificialmente y tener un perfil mineral no natural. Otras, como las provenientes de manantial, pueden tener más beneficios si son ricas en minerales esenciales.
Desde la medicina funcional: ¿cuándo puede tener un lugar?
La medicina funcional no se centra en modas ni en productos milagrosos, sino en el terreno biológico individual. Desde este enfoque, el agua alcalina puede tener un papel muy específico:
Como parte de una estrategia para reducir la acidez gástrica o en casos de reflujo leve
Para mejorar la hidratación en deportistas
En momentos de detoxificación leve o transición hacia una dieta más alcalinizante basada en plantas
Como complemento en personas con alta exposición a toxinas, solo si se acompaña de una buena alimentación y funcionalidad renal
No es recomendada como tratamiento de enfermedades serias
No reemplaza el agua natural rica en minerales No debe consumirse en exceso ni en personas con insuficiencia renal
¿Qué es mejor? ¿Agua alcalina o agua natural?
Depende del contexto. Si bebes agua alcalina como una herramienta puntual, no hay problema. Pero si se convierte en tu única fuente de agua o crees que es una cura milagrosa, es importante reevaluar.
La mejor hidratación sigue siendo:
- Agua natural filtrada o de manantial, rica en minerales
- Agua con infusiones de hierbas o frutas (sin azúcar)
- Agua con electrolitos en caso de actividad física intensa o calor extremo
Conclusión
El agua alcalina no es mágica, ni peligrosa si se usa con sentido común. La mayoría de sus supuestos beneficios están sobrevalorados o no tienen evidencia sólida.
Desde la mirada funcional, la clave no está en un tipo de agua, sino en el equilibrio integral del cuerpo: alimentación antiinflamatoria, buena digestión, regulación del estrés, sueño reparador y exposición reducida a tóxicos.
Si decides consumir agua alcalina, que sea por razones específicas, entendiendo que es solo una pieza muy pequeña del rompecabezas del bienestar.