Artritis: Comprendiendo la inflamación articular desde un enfoque funcional

Artritis: Comprendiendo la inflamación articular desde un enfoque funcional

La artritis es una condición que afecta las articulaciones, provocando inflamación, dolor, rigidez y pérdida de movilidad. Existen más de 100 tipos de artritis, siendo la osteoartritis y la artritis reumatoide las más comunes. Aunque es más frecuente en personas mayores, puede afectar a cualquier edad.

Un enfoque funcional permite entender las causas, reducir inflamación, mejorar movilidad y fortalecer el bienestar general, no solo tratar los síntomas.

Tipos principales de artritis

Osteoartritis (OA)

  • Degenerativa, causada por desgaste del cartílago articular.
  • Síntomas: dolor en articulaciones, rigidez matutina, crujidos.

Artritis reumatoide (AR)

  • Enfermedad autoinmune donde el sistema inmunológico ataca las articulaciones.
  • Síntomas: dolor, inflamación, hinchazón simétrica, fatiga, fiebre leve.

Artritis psoriásica

  • Asociada a psoriasis, puede afectar piel y articulaciones.

Gota

  • Acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones, causando dolor súbito.

Artritis juvenil

  • Afecta a niños y adolescentes, con síntomas similares a la AR.

Causas y factores de riesgo

  • Genética: predisposición familiar a ciertos tipos de artritis.
  • Edad: mayor desgaste articular con el tiempo.
  • Inflamación crónica: estrés oxidativo, mala alimentación y obesidad.
  • Lesiones previas: fracturas, esguinces o sobreuso de articulaciones.
  • Factores autoinmunes: el sistema inmune ataca tejidos propios (AR, psoriásica).

Síntomas comunes

  • Dolor y sensibilidad articular
  • Inflamación, hinchazón o calor en la zona afectada
  • Rigidez, especialmente al despertar o después de inactividad
  • Limitación de movimiento
  • Fatiga, fiebre ligera y malestar general (en artritis inflamatoria)

Diagnóstico

El diagnóstico requiere evaluación médica y pruebas específicas:

  • Examen físico: observación de inflamación, movilidad y dolor.
  • Análisis de sangre: marcadores de inflamación y anticuerpos (factor reumatoide, anti-CCP).
  • Imágenes: radiografías, ecografía o resonancia magnética para evaluar articulaciones y cartílago.
  • Historia clínica: antecedentes familiares, lesiones previas y síntomas.

Enfoque funcional en artritis

Un enfoque funcional busca reducir inflamación, proteger articulaciones y mejorar la calidad de vida:

1. Nutrición antiinflamatoria

  • Alimentos recomendados: pescado rico en omega-3 (salmón, sardina), aceite de oliva, nueces, semillas, verduras de hoja verde y frutas antioxidantes.
  • Evitar: ultraprocesados, azúcar, grasas trans y exceso de carnes rojas que pueden aumentar inflamación.
  • Suplementos funcionales: vitamina D, magnesio, colágeno, cúrcuma o jengibre, siempre bajo supervisión médica.

2. Actividad física y movilidad

  • Ejercicio moderado y regular: caminar, nadar, yoga, pilates.
  • Fortalecimiento muscular para soporte articular y reducción de presión en las articulaciones.
  • Estiramientos diarios para mantener flexibilidad y rango de movimiento.

3. Manejo del estrés

  • Estrés crónico puede empeorar inflamación y dolor articular.
  • Técnicas de respiración, meditación, mindfulness o terapia cognitivo-conductual ayudan a reducir percepción del dolor y mejorar bienestar emocional.

4. Cuidado de articulaciones

  • Evitar sobrecarga: no levantar peso excesivo ni forzar articulaciones inflamadas.
  • Uso de soportes o férulas en casos necesarios.
  • Terapia física y ocupacional para adaptar movimientos y prevenir lesiones.

5. Prevención y hábitos funcionales

  • Mantener peso saludable para reducir carga en articulaciones.
  • Dormir lo suficiente para permitir regeneración y reparación articular.
  • Evitar hábitos sedentarios y fomentar movilidad constante.

Recomendaciones prácticas

  • Seguir dieta antiinflamatoria diaria, rica en antioxidantes y omega-3.
  • Incorporar ejercicio regular adaptado al tipo y gravedad de la artritis.
  • Monitorear dolor e inflamación, registrando episodios para identificar desencadenantes.
  • Dormir adecuadamente y manejar estrés con técnicas de relajación.
  • Asistir a revisiones médicas periódicas y cumplir tratamientos farmacológicos cuando se indiquen.

Conclusión

La artritis no solo limita la movilidad; también afecta calidad de vida, bienestar emocional y autonomía. Un enfoque funcional permite abordar causas subyacentes, reducir inflamación, fortalecer articulaciones y mejorar energía y salud general.

Cuidar articulaciones de manera integral significa combinar nutrición, ejercicio, manejo del estrés y hábitos saludables, creando un estilo de vida que promueva movilidad, independencia y bienestar a largo plazo.