Osteoporosis: Cuidando tus huesos

La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos, haciéndolos más frágiles y aumentando el riesgo de fracturas. Aunque es más común en mujeres postmenopáusicas, también puede afectar a hombres y personas jóvenes con ciertos factores de riesgo. La medicina funcional nos invita a entender la osteoporosis como un desequilibrio integral: nutrición, hormonas, movimiento, sueño y estilo de vida juegan un papel clave en la salud ósea.
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis se caracteriza por la pérdida de densidad ósea y la alteración de la microarquitectura del hueso. Esto hace que los huesos sean más frágiles y propensos a fracturas, especialmente en cadera, columna y muñecas.
- Osteopenia: etapa inicial, con pérdida leve de densidad ósea.
- Osteoporosis: pérdida avanzada, con riesgo real de fracturas.
Factores de riesgo
- Edad: el riesgo aumenta a partir de los 50 años.
- Sexo: las mujeres tienen mayor riesgo, sobre todo tras la menopausia.
- Genética: antecedentes familiares de fracturas o baja densidad ósea.
- Baja ingesta de calcio y vitamina D.
- Sedentarismo y falta de ejercicio de fuerza.
- Tabaquismo y consumo excesivo de alcohol.
- Enfermedades crónicas o medicamentos que afectan el metabolismo óseo (corticoides, quimioterapia, anticonvulsivos).
Síntomas a reconocer
La osteoporosis suele ser silenciosa hasta que ocurre una fractura. Algunos signos que pueden alertar:
- Dolor de espalda o pérdida de altura.
- Fracturas frecuentes con traumatismos leves.
- Postura encorvada (cifosis).
La prevención y el diagnóstico temprano son clave. La densitometría ósea es la prueba de referencia.
Enfoque funcional: fortaleciendo huesos desde la raíz
La medicina funcional no solo trata la enfermedad, sino que busca apoyar la salud ósea integralmente, considerando nutrición, hormonas, actividad física, sueño y estrés.
Alimentación que protege los huesos
- Calcio: lácteos fermentados, almendras, brócoli, sardinas, semillas de sésamo y chía.
- Vitamina D: sol diario y suplementación si es necesario, esencial para absorber calcio.
- Magnesio y potasio: frutos secos, aguacate, espinaca, plátano.
- Proteínas: pollo, pescado, huevo y legumbres para mantener masa muscular.
- Evitar ultraprocesados, exceso de azúcar y sodio, que aumentan la pérdida ósea.
Ejercicio físico estratégico
El movimiento es fundamental para estimular la densidad ósea:
- Entrenamiento de fuerza: pesas, bandas elásticas, ejercicios con el propio cuerpo.
- Impacto moderado: caminar, correr, saltar suavemente para estimular huesos.
- Flexibilidad y equilibrio: yoga, pilates o tai chi reducen riesgo de caídas.
Hormonas y salud ósea
- Estrógenos y testosterona regulan la formación y pérdida ósea.
- Tras la menopausia, la caída de estrógenos aumenta el riesgo de osteoporosis.
- La medicina funcional busca equilibrar hormonas naturalmente mediante nutrición, sueño, manejo del estrés y, si es necesario, apoyo médico.
Sueño y reducción del estrés
- Dormir 7-9 horas por noche favorece regeneración y equilibrio hormonal.
- Estrés crónico aumenta cortisol, hormona que favorece la pérdida ósea.
- Meditación, respiración y actividades placenteras son herramientas efectivas.
Suplementos funcionales
Según necesidades individuales, pueden apoyar la salud ósea:
- Calcio + vitamina D para fortalecer huesos.
- Magnesio para formación ósea y relajación muscular.
- Vitamina K2 para guiar calcio hacia los huesos y no a arterias.
- Omega-3 para reducir inflamación y proteger articulaciones.
Prevención y seguimiento
- Realizar densitometría ósea según indicación médica.
- Mantener un estilo de vida saludable: alimentación, ejercicio, sueño, manejo del estrés.
- Evitar hábitos dañinos: tabaquismo, alcohol en exceso y dietas pobres en nutrientes.
- Consultar a un especialista en medicina funcional para personalizar prevención y tratamiento.
La osteoporosis no es inevitable ni un signo de envejecimiento incontrolable. Con un enfoque funcional, es posible prevenir la pérdida ósea, reducir riesgos de fractura y mantener una vida activa y saludable. Cada hábito cuenta: lo que comes, cómo te mueves y cómo manejas el estrés impacta directamente en tus huesos y en tu calidad de vida.