Parálisis cerebral
La parálisis cerebral es una afección neurológica que causa un control motor anormal y otros síntomas debido a cambios que tienen lugar en el cerebro. (Afecta aproximadamente a 2 a 4 de cada 1.000 bebés nacidos. El trastorno es mucho más común entre los bebés prematuros, especialmente aquellos con bajo peso, en comparación con los bebés nacidos a término que nacen con un peso normal.
Durante el desarrollo temprano del cerebro de los bebés con parálisis cerebral, se producen lesiones que afectan funciones como el movimiento, el lenguaje y las habilidades sociales. Los síntomas asociados con la parálisis cerebral pueden desarrollarse antes del nacimiento en el útero, durante el nacimiento o en algún momento durante los primeros meses de vida.
Tipos de parálisis cerebral:
La parálisis cerebral no es una afección específica, sino que se refiere a un grupo de síntomas que incluyen: control motor y muscular deficiente, debilidad, problemas de desarrollo, espasticidad y, a veces, parálisis. Hay cuatro categorías generales de parálisis cerebral, que se superponen pero se diferencian entre sí debido a los síntomas que tienden a ocurrir:
- Parálisis cerebral espástica: este es el tipo más común y causa convulsiones y reflejos anormales en recién nacidos o bebés. Los bebés con parálisis cerebral espástica pueden experimentar reflejos neonatales prolongados, como tener un agarre muy fuerte (la mano se sostiene en un puño apretado) y extremidades rígidas y espásticas. En algunos bebés también se producirá un nivel de discapacidad intelectual (que ya no se denomina “retraso mental”). Algunos solo experimentan síntomas que afectan sus brazos, llamados diplejía, pero tienen capacidades mentales e inteligencia casi normales.
- Parálisis cerebral atetoide: este tipo afecta hasta al 20% de los niños con parálisis cerebral y se caracteriza por movimientos de contorsión lentos e incontrolados. Los síntomas suelen provocar un control anormal de las manos, pies, piernas y brazos. A veces también se ven afectados la lengua y otros músculos de la cara. Esto puede causar problemas para comer, dificultad para hablar, babear o hacer muecas (fruncer el ceño o fruncir el ceño).
- Parálisis cerebral atáxica: un tipo más raro de parálisis cerebral, caracterizado por problemas con el equilibrio, la coordinación, la marcha y la percepción de profundidad. Tener una postura amplia y tener dificultades con movimientos precisos son algunos de los síntomas comunes que ocurren. Esto puede causar problemas al escribir, agarrar objetos y otras actividades cotidianas.
- Parálisis cerebral de forma mixta: cuando un niño tiene síntomas de uno o más de los tipos de parálisis cerebral anteriores, se considera que tiene una forma mixta de la enfermedad. La forma mixta más común de parálisis cerebral es la espástica combinada con atetoide.
Signos y síntomas de parálisis cerebral
Como se describió anteriormente, los síntomas de la parálisis cerebral varían según el tipo específico de trastorno que tenga el niño. Los síntomas pueden variar considerablemente, desde apenas perceptibles hasta muy limitantes. Aunque pueda parecer que en algunos casos los síntomas de un niño empeoran o cambian a medida que crece, no se cree que los síntomas de la parálisis cerebral sean progresivos. Algunos de los signos y síntomas de parálisis cerebral más comunes en bebés y niños pequeños incluyen:
- Convulsiones, falta de coordinación, torpeza y espasmos
- Rigidez y acortamiento de los músculos, articulaciones y tendones
- Parálisis, que generalmente afecta un lado del cuerpo (llamada hemiplejía espástica)
- Capacidades intelectuales deterioradas
- Reflejos prolongados del recién nacido
- Problemas para caminar, lo que puede provocar movimientos cruzados o una pierna cruzada sobre la otra
- Retrasos en el desarrollo que afectan el habla, la visión, la audición y el lenguaje.
- Problemas para tragar y masticar, lo que puede aumentar el riesgo de asfixia
- Dificultad para respirar debido a aspiración y secreciones anormales
- Ojos cruzados o desviados
- Dificultad para usar las manos, como para dibujar y escribir
- Problemas de conducta debido a problemas temperamentales.
- Trastornos convulsivos como la epilepsia
Tratamientos convencionales para la parálisis cerebral
Sólo aquellos con los tipos más graves de parálisis cerebral tienen un mayor riesgo de muerte antes de llegar a la edad adulta. Para los niños con casos leves a moderados de parálisis cerebral, hay varios enfoques de tratamiento disponibles que incluyen:
- Fisioterapia, terapia del habla y ocupacional, andadores, aparatos ortopédicos y otros dispositivos de asistencia (más información sobre estos tratamientos a continuación).
- Educación especial
- Medicamentos orales para relajar los músculos rígidos y contraídos
- Medicamentos anticonvulsivos
- Cirugía: en algunos casos, se puede recomendar una cirugía para cortar o alargar los músculos o tendones rígidos que contribuyen a las limitaciones físicas.
Tratamientos naturales para la parálisis cerebral
- Fisioterapia, estiramientos y ejercicios suaves
En las personas con parálisis cerebral, la rigidez y la espasticidad tienden a afectar con mayor frecuencia los brazos y las piernas, especialmente las partes inferiores de las piernas. Esto puede causar problemas con el crecimiento, la marcha y el equilibrio. El estiramiento y el ejercicio tienen muchos beneficios, incluido ayudar a mantener los músculos de la parte inferior del cuerpo, junto con los brazos, ágiles y fuertes. Esto ayuda en el movimiento y el control motor. Las investigaciones muestran que el estiramiento es muy beneficioso para disminuir las contracturas, que son el acortamiento y endurecimiento de músculos, tendones u otros tejidos que pueden provocar deformidades en algunos casos. (7) Debido a que las contracturas acortan los músculos, hacen que sea más difícil flexionarlos y exhibir fuerza, lo que conduce a inestabilidad y debilidad.
2. Dispositivos de asistencia (Andadores, Brazales, Ortesis, etc.)
Para ayudar a mejorar la movilidad y la funcionalidad, algunas personas con parálisis cerebral pueden usar dispositivos de asistencia que incluyen: un andador, una silla de ruedas, muletas, un bastón, aparatos ortopédicos, férulas o plantillas/ortesis para zapatos. Los mejores resultados generalmente se obtienen cuando estos dispositivos se combinan con terapia física/ocupacional desde una edad muy temprana, lo que ayuda a entrenar los músculos y mejorar el control motor en el cerebro. Por ejemplo, las aparatos ortopédicos se combinan comúnmente con fisioterapia para ayudar a alargar y estirar los músculos con el fin de ayudar con el desarrollo normal. También pueden ayudar a mejorar la postura y apoyar una marcha normal.
3. Terapia de lenguaje
La logopedia puede ayudar a los niños con parálisis cerebral a aprender a articular mejor las palabras, a utilizar la lengua de forma eficaz y a masticar y tragar alimentos de forma segura. El habla a menudo puede volverse más claro con ayuda continua. Además, se puede reducir el riesgo de problemas graves relacionados con asfixia o aspiración/dificultad para respirar. Algunos de los ejercicios que podrían incluirse en el tratamiento son aquellos que abordan la posición y función de los labios, la mandíbula y la lengua, o practican la respiración, el soplo y la deglución.
4.Terapia Ocupacional
La terapia ocupacional se centra en ayudar a mejorar las tareas cotidianas asociadas con la vida independiente, como comer, vestirse, bañarse, preparar la comida, etc. Este tipo de terapia a menudo puede aumentar la autoestima, la independencia, la movilidad y la funcionalidad del niño de muchas maneras. Uno de los mayores beneficios proviene de una mayor independencia. Esto reduce la necesidad de cuidados intensivos a largo plazo y alivia parte de la carga de los familiares y cuidadores.
Muchas técnicas de terapia ocupacional tienen como objetivo mejorar la coordinación, el uso de la parte superior del cuerpo y la postura.
5. Terapia y/o Apoyo Psicológico
Es común que los padres de un niño con parálisis cerebral se sientan muy estresados y ansiosos por la situación de su hijo. Esto es especialmente cierto si el padre siente que existen limitaciones que impiden que su hijo reciba la atención que necesita, como la falta de recursos financieros, la falta de disponibilidad de terapeutas cercanos, la falta de horarios convenientes para las citas y problemas de transporte.
Muchos expertos recomiendan que los padres hablen con un terapeuta o consejero, si está disponible, para aprender cómo pueden manejar mejor la situación de su hijo sin sentirse abrumados o resentidos. Para ayudar a aliviar el estrés y prevenir la ansiedad, los ejercicios para la mente y el cuerpo también pueden ser útiles, como el ejercicio, el yoga, la meditación, la respiración profunda o el tai chi.