Poliomielitis: Conociendo, previniendo y apoyando a quienes la viven

Poliomielitis: Conociendo, previniendo y apoyando a quienes la viven

La poliomielitis, conocida comúnmente como polio, es una enfermedad viral que afecta principalmente al sistema nervioso, pudiendo causar parálisis y debilidad muscular. Aunque hoy es menos frecuente gracias a la vacunación, sigue siendo importante conocerla para prevenirla, entender sus efectos y apoyar la recuperación de quienes la padecen.

¿Qué es la polio?

La polio es causada por el virus de la poliomielitis, que se transmite principalmente a través del contacto con heces contaminadas o, en menor medida, por secreciones respiratorias.

  • Polio asintomática: la mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas.
  • Polio abortiva: fiebre leve, dolor de garganta, cansancio, náuseas y vómito.
  • Polio paralítica: el virus afecta las neuronas motoras, provocando debilidad o parálisis, generalmente en piernas, brazos o músculos respiratorios.

La poliomielitis puede tener efectos a largo plazo, incluso décadas después, conocidos como síndrome post-polio, que incluye fatiga y debilidad muscular progresiva.

Factores de riesgo

  • No estar vacunado o tener esquema incompleto.
  • Vivir en áreas con saneamiento deficiente.
  • Exposición a personas infectadas.
  • Edad temprana (los niños son más susceptibles a la parálisis).

Enfoque funcional: prevención y manejo integral

La medicina funcional busca entender cómo el virus afecta al organismo y cómo apoyar la recuperación, optimizando nutrición, movimiento y bienestar general.

Prevención

La prevención es la estrategia más efectiva:

  • Vacunación completa: la vacuna oral (OPV) y la inactivada (IPV) protegen contra la polio.
  • Higiene y saneamiento: lavado de manos frecuente, agua limpia y manejo seguro de alimentos.
  • Evitar contacto con personas infectadas durante brotes.

Nutrición de apoyo

  • Dieta rica en proteínas para mantener masa muscular.
  • Frutas y verduras con antioxidantes que apoyan el sistema inmune.
  • Suplementos como vitamina D y omega-3 según indicación médica, para apoyar huesos, músculos y sistema nervioso.
  • Hidratación adecuada, especialmente en etapas de recuperación.

Movimiento y fisioterapia

  • Fisioterapia y terapia ocupacional para recuperar fuerza y movilidad.
  • Ejercicios adaptados para prevenir atrofia muscular.
  • Actividades de bajo impacto como natación, caminatas o estiramientos para mantener articulaciones y respiración.

Manejo de síntomas post-polio

  • Fatiga crónica: alternar actividad y descanso, priorizar sueño reparador.
  • Debilidad muscular progresiva: adaptar rutinas físicas y usar ayudas de movilidad si es necesario.
  • Dolor o espasmos musculares: fisioterapia, masajes y técnicas de relajación.

Apoyo emocional

  • La polio puede afectar independencia y autoestima.
  • Terapia psicológica o grupos de apoyo ayudan a manejar ansiedad y frustración.
  • Fomentar actividades sociales y hobbies para mantener bienestar emocional.

Pronóstico

  • La mayoría de las personas vacunadas nunca desarrolla polio.
  • Para quienes sobrevivieron a la polio paralítica, un enfoque integral con fisioterapia, nutrición, manejo de estrés y apoyo médico puede optimizar movilidad y calidad de vida.

La poliomielitis nos recuerda la importancia de la prevención y el cuidado integral. Gracias a la vacunación y a un enfoque funcional en la recuperación, es posible vivir plenamente y prevenir complicaciones a largo plazo, combinando hábitos de vida saludables, apoyo físico y emocional, y atención médica especializada.