¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?

El síndrome de piernas inquietas (SPI) se define como un trastorno neurológico sensoriomotor común caracterizado por la necesidad de mover las piernas durante períodos de descanso o inactividad.
El Grupo de Estudio Internacional del Síndrome de Piernas Inquietas considera que hay cuatro características clínicas obligatorias para establecer un diagnóstico de SPI:
- La necesidad de mover las piernas, generalmente debido a sensaciones incómodas y desagradables en las piernas.
- Síntomas que comienzan o empeoran durante períodos de descanso o inactividad (incluso al dormir, acostarse o sentarse)
- Síntomas que se alivian parcial o totalmente con el movimiento.
- Síntomas que empeoran por la tarde o por la noche.
Según un informe publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine, se cree que el SPI está muy infradiagnosticado y algunas investigaciones muestran que podría afectar hasta al 25% de todos los adultos mayores en algunas poblaciones. En el público en general, alrededor del 11% de los adultos lidian con el SPI con regularidad, el 10% informa haber experimentado al menos síntomas semanales y el 3% dice que el SPI disminuye en gran medida su calidad de vida.
¿Qué causa el síndrome de piernas inquietas?
Aunque los niños o los adolescentes a veces pueden desarrollar el síndrome de las piernas inquietas durante el desarrollo, la pubertad o los períodos de crecimiento acelerado, es más común en adultos de mediana edad o mayores.
Los factores comunes que contribuyen al desarrollo del SPI incluyen:
- Genética: se cree que el SPI es hereditario y algunos estudios han encontrado que alrededor de la mitad de las personas con esta afección tienen antecedentes familiares de SPI.
- Género: las mujeres tienden a experimentar el SPI más que los hombres, lo que los expertos creen que se debe a influencias hormonales.
- Anemia o deficiencia de hierro: el SPI también es muy común en pacientes sometidos a diálisis por enfermedad renal en etapa terminal.
- Otras deficiencias de nutrientes, incluida la deficiencia de magnesio o la deficiencia de folato.
- Venas varicosas: ahora se cree que las venas varicosas en las piernas pueden causar síntomas de SPI en muchos pacientes. La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, en diversos han encontrado que hasta el 98% de los pacientes afectados por el SPI encuentran algún alivio de los síntomas después de tratar las venas varicosas de las piernas con escleroterapia no quirúrgica.
- Condiciones médicas crónicas que afectan los riñones o los pulmones: esto puede incluir enfermedad pulmonar obstructiva o trastornos renales que causan desequilibrios electrolíticos.
- Embarazo: los estudios muestran que las mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo de tener SPI, especialmente durante el tercer trimestre, aunque generalmente desaparece poco después del parto. Hasta el 25% de las mujeres desarrollan SPI durante el embarazo.
- Uso de medicamentos que contienen estrógeno: esto incluye píldoras anticonceptivas o terapia de reemplazo hormonal que se usa para controlar los síntomas de la menopausia.
- Trastornos autoinmunitarios o diabetes: pueden contribuir a problemas renales, desnutrición, anemia, problemas neurológicos o daño a los nervios. Entre los diabéticos, es común desarrollar síntomas de neurología (daño a los nervios) que pueden conducir al SPI.
- TDAH: Se ha descubierto que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es común en niños y adultos con SPI.
- Trastornos cognitivos, incluida la enfermedad de Parkinson.
Signos y síntomas del síndrome de piernas inquietas
Los síntomas del síndrome de piernas inquietas tienden a empeorar durante la noche cuando alguien está durmiendo, pero también pueden ocurrir durante el día cuando la persona está despierta. Estar sentado durante períodos prolongados, recostarse o permanecer en una posición sedentaria suele empeorar los síntomas.
Los síntomas más comunes del síndrome de piernas inquietas incluyen:
- Sensaciones en las piernas que se describen como arrastrarse, gatear, temblar, ardor o dolor. La mayoría de las veces, las sensaciones se sienten en el interior de los músculos de la pantorrilla o en los pies, los muslos e incluso los brazos.
- Un fuerte impulso o sensación de que necesita rascar, mover, sacudir o estirar las piernas de inmediato para detener las sensaciones.
- Alivio temporal de los síntomas al mover las piernas (aunque esto generalmente solo dura brevemente).
- Espasmos y sacudidas involuntarias de las piernas, similares a tener un calambre (llamados movimientos periódicos de las extremidades). Las contracciones en las piernas causadas por calambres nocturnos se encuentran entre los movimientos periódicos de las extremidades más comúnmente reportados debido al SPI.
- Dormir mal debido a incomodidad lo que provoca despertares nocturnos. Para muchas personas, los síntomas del SPI comienzan poco después de quedarse dormidos y persisten de manera intermitente durante la noche, lo que resulta en interrupciones del sueño, insomnio y somnolencia o fatiga durante el día.
- Uno de los mayores problemas asociados con el SPI es que perturba el sueño normal y puede provocar muchas complicaciones asociadas con la fatiga crónica y la falta de sueño. También hace que muchas personas recurran a medicamentos recetados para dormir o para aliviar el dolor, que presentan un alto riesgo de adicción, dependencia y efectos secundarios.
¿Síndrome de piernas inquietas o ciática?
La ciática, también llamada dolor del nervio ciático, causa dolor que recorre las piernas, generalmente desde la parte baja de la espalda hasta los pies. El SPI y el dolor del nervio ciático a menudo se confunden.
La causa principal de la ciática es un nervio pinzado o una hernia de disco en la parte inferior de la columna que corre a lo largo del nervio ciático. Otras causas de la ciática son estenosis espinal, infección, pelvis o fémur roto o un tumor.
Según la Facultad de Medicina de Harvard, la mayor diferencia entre estas dos afecciones es que la ciática no tiende a empeorar durante el sueño y luego vuelve a mejorar durante el día, como suele ocurrir con el síndrome de piernas inquietas. Los síntomas de la ciática también suelen empeorar al moverse, toser, agacharse, hacer ejercicio, estornudar y realizar actividades físicas que tiran del nervio ciático.
Tratamiento convencional para el síndrome de piernas inquietas
En la actualidad, los medicamentos que se utilizan con más frecuencia para ayudar a controlar el SPI incluyen:
- Dopaminérgicos para ayudar a controlar la cantidad de movimiento en las piernas. Estos incluyen los medicamentos pramipexol, ropinirol, carbidopa o levodopa.
- Medicamentos para dormir, incluidas las benzodiazepinas, para ayudar a las personas a conciliar el sueño y permanecer dormidos (aunque no se ha demostrado que funcionen completamente para muchas personas y pueden causar varios efectos secundarios).
- En algunos casos, analgésicos fuertes para reducir la vigilia y actuar como tranquilizantes, como la codeína.
- Medicamentos para ayudar a controlar los nervios dañados causados por la diabetes.
- Medicamentos que se utilizan para controlar los efectos secundarios de la epilepsia o los trastornos cognitivos, como el Parkinson.
El Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de Estados Unidos, afirma que los medicamentos suelen ser útiles durante un período de tiempo, pero no hay un solo medicamento que controle eficazmente el SPI en todas las personas. Además, los medicamentos que se toman con regularidad pueden perder su efecto con el tiempo, por lo que es necesario cambiarlos periódicamente y pueden volverse adictivos.
La Fundación para el Síndrome de las Piernas Inquietas informa que ciertos medicamentos que se usan para controlar las condiciones de salud comunes también pueden contribuir a los síntomas del SPI o empeorarlos. Estos incluyen:
- Antihistamínicos (como Benadryl) que se encuentran en muchos somníferos para resfriados, alergias y de venta libre
- Gotas que se usan para tratar la presión arterial alta.
- Medicamentos contra los mareos y las náuseas (incluidos meclizine, Compazine, Phenergan y Reglan)
- Antidepresivos (incluidos Elavil, Prozac, Lexapro y Effexor)
- Medicamentos psiquiátricos que se usan para tratar trastornos bipolares, esquizofrenia y otros trastornos graves (como haloperidol y fenotiazinas).
Tratamientos naturales para el síndrome de piernas inquietas
El tratamiento para el síndrome de piernas inquietas debe centrarse ante todo en corregir cualquier problema subyacente identificado que esté causando el trastorno, ya sea diabetes, anemia o un trastorno autoinmune tratable. Para muchas personas con casos moderados de SPI, los cambios en el estilo de vida, como mejorar sus dietas, controlar el estrés y practicar rutinas nocturnas a la hora de acostarse, pueden ayudar a reducir drásticamente los síntomas del SPI.
1. Una dieta saludable para descartar deficiencias y normalizar los niveles de glucosa en sangre
Las deficiencias de vitaminas o minerales se han relacionado con el síndrome de piernas inquietas y los trastornos que contribuyen a sus síntomas, como la diabetes y la anemia.
Los mejores alimentos para el síndrome de piernas inquietas:
- Incluye alimentos con alto contenido de magnesio, potasio y calcio, para evitar un desequilibrio electrolítico. Las fuentes incluyen verduras de hoja verde, aguacate, frijoles, plátanos, nueces y semillas.
- Incluye granos y cereales integrales y libres de gluten como quínoa, arroz integral o salvaje, avena sin gluten, amaranto, camote, etc.
- Las fuentes de proteínas suelen ser buenas fuentes de hierro y vitaminas B. Las opciones fuertes incluyen tanto proteínas animales como vegetales, por ejemplo, pollo y pavo orgánico y alimentado a libre pastoreo, pescados salvaje, leguminosas (frijoles, lentejas, habas, garbanzos), semillas de hemp/cáñamo, etc.
- Las grasas saludables ayudan a equilibrar la glucosa en la sangre y pueden reducir la inflamación relacionada con el SPI. Las fuentes incluyen aceite de coco o de oliva, aguacate, semillas, nueces y mariscos silvestres que contienen grasas omega-3.
Alimentos que pueden empeorar el síndrome de piernas inquietas:
- Azúcar añadido o edulcorantes artificiales.
- Bebidas con cafeína y alcohol.
- Grasas trans o aceites refinados
- Carbohidratos y granos procesados
2. Suplementación
- L- theanina: La L-teanina es un aminoácido que normalmente se encuentra en el té verde. Su propósito fundamental es promover la actividad de las ondas en el cerebro, que es crucial para la relajación profunda. El segundo papel es relajar el neurotransmisor GABA. Es más útil tomar este tipo de suplemento aproximadamente una hora antes de acostarse para reducir la sintomatología.
- Citrato de magnesio: el magnesio es un mineral natural necesario para el funcionamiento normal del cuerpo. Es crucial para el funcionamiento saludable del sistema inmunológico y también para la función muscular y nerviosa. Sabiendo todo esto, puede ver un vínculo directo entre el SPI y el magnesio.
- Complejo B: Diversos estudios han identificado que el consumo de vitamina B, ayuda a combatir la sintomatología del SPI.
- Hierro con ácido fólico: se ha encontrado una posible deficiencia de estos en esta patología
- Vitamina D: Existe un vínculo entre la deficiencia de vitamina D y SPI. Algunos estudios concluyeron que los suplementos de vitamina D ayudaron a aliviar los síntomas del SPI.
- GABA: Ayuda a aliviar la sensación de ansiedad y miedo y promueve la calma.
- 5HTP: es un precursor del neurotransmisor serotonina. El cual favorece trastornos del sueño, incluido el insomnio, problemas relacionados con el estado de ánimo, como depresión y ansiedad, dolor, entre otros múltiples beneficios.
3. Descarta la presencia de anemia
Se cree que la deficiencia de hierro es una de las principales causas del SPI. Varios estudios han demostrado que los suplementos de hierro pueden ayudar a aliviar los síntomas del SPI.
Un simple análisis de sangre puede detectar la deficiencia de hierro, por lo que es aconsejable hacerlos con regularidad.
Además, la deficiencia de vitamina D podría estar relacionada con el SPI. Un estudio de 2014 encontró que los suplementos de vitamina D redujeron los síntomas del SPI.
4. Baños calientes con sales de Epsom
La sal de Epsom se puede encontrar prácticamente en cualquier farmacia, es muy asequible y actúa como un antiinflamatorio natural y un calmante muscular cuando se agrega a un baño tibio y calmante. Las sales de Epsom tiene una larga historia de uso en el tratamiento de espasmos musculares, dolor e incluso deficiencia de magnesio debido a su fórmula química (que contiene sulfato de magnesio, MgSO4), que se descompone en magnesio, azufre y oxígeno.
La recomendación más común es remojar todo el cuerpo en agua tibia que contenga una o dos tazas de sal de Epsom durante al menos 20 minutos. También se puede agregar media taza de sal de Epsom a una olla grande de agua tibia para un baño de piernas y pies de 20 minutos. La sal no solo ayuda a calmar las piernas, sino que el calor en sí mismo también relaja los músculos y tiene efectos positivos sobre el dolor u hormigueo del SPI.
5. Ejercicio y estiramiento
Los estudios demuestran que existen ciertos ejercicios que pueden ayudar a aliviar los síntomas del síndrome de piernas inquietas y que, en general, ser más activo físicamente es útil para reducir los síntomas. Un estudio de 2006 encontró que una combinación de ejercicio aeróbico moderado y entrenamiento de resistencia de la parte inferior del cuerpo realizado al menos tres veces por semana ayudó a reducir significativamente la gravedad de los síntomas del SPI. Muchos pacientes experimentaron una reducción de alrededor del 50% en los síntomas en el transcurso de seis semanas.
Los estiramientos que puede realizar para ayudar a reducir los síntomas del SPI incluyen:
- Estiramientos de pantorrillas
- Flexión hacia adelante para estirar los isquiotibiales
- Estiramientos cuádruples realizados parándose sobre una pierna, doblando la otra pierna y tirando de ella hacia atrás.
- Estiramientos de cadera realizados sentándose en el suelo con las piernas dobladas y abiertas como un libro.
- Estirar el talón contra una pared plana doblando los dedos y el pie hacia ti.
- Levantarse y mover las piernas después de haber estado sentado durante mucho tiempo
6. Priorizar el sueño y controlar el estrés
El SPI está relacionado con un mayor riesgo de insomnio, problemas para dormir, estrés crónico y fatiga. Asegurate establecer una rutina nocturna a la hora de acostarse para ayudarte a relajar y permanecer dormido más fácilmente. Los consejos para dormir mejor y relajarse por la noche incluyen calmantes para el estrés, como:
- Evitar los aparatos electrónicos varias horas antes de acostarse
- Hacer ejercicio durante el día para sentirse más somnoliento por la noche (incluido el yoga, el entrenamiento de resistencia o caminar, que se ha demostrado que son útiles)
- Estirar y hacer yoga
- Tomar baños o duchas calientes
- Masajeando tus piernas
- Técnicas de respiración profunda y relajación corporal.
- Meditación y oración
- Escribir en un diario
- Leer algo relajante
- Aromaterapia con aceite esencial de lavanda