¿Sabes qué es la lepra?

La lepra es una infección crónica causada por la bacteria Mycobacterium leprae o Mycobacterium lepraromatosis.Daña principalmente los nervios periféricos (los nervios localizados fuera de encéfalo y de la médula espinal), la piel, los testículos, los ojos y las membranas mucosas nariz y la garganta.
La lepra puede aparecer a cualquier edad, pero se desarrolla con mayor frecuencia en personas de 5 a 15 años o de más de 30
Se estima que más del 95% de los individuos expuestos al Mycobacterium leprae no presentan la enfermedad porque su sistema inmunitario combate la infección. Las personas que desarrollan la lepra pueden tener genes que favorezcan su propensión a contraer la infección después de exponerse a ella.
Transmisión de la lepra
La lepra puede contagiarse de persona a persona a través de las gotitas expulsadas por la nariz y la boca de la persona infectada, que son inhaladas o tocadas por otra persona no infectada. Pero incluso después del contacto con la bacteria, la mayoría de las personas no llegan a contraer la lepra. Alrededor de la mitad de las personas con lepra probablemente la adquirieron mediante un contacto estrecho y prolongado con una persona infectada; los contactos casuales y cortos no parecen transmitir la enfermedad. De hecho, la lepra no se contrae por un simple contacto con alguien que padezca la enfermedad, en contra de lo que comúnmente se cree.
Los armadillos son la única fuente de transmisión confirmada además de las personas.
Clasificación de la lepra
La lepra puede clasificarse a partir del tipo y número de áreas dérmicas afectadas, de la forma siguiente:
· Forma paucibacilar: se consideran cuando se tienen un máximo de 5 zonas afectadas de la piel. No pueden detectarse bacterias en muestras procedentes de esas zonas.
· Forma multibacilar se considera cuando se tienen 6 o más áreas afectadas y/o se detectan bacterias en una muestra de un área de la piel afectada.
La lepra también se puede clasificar en función de los síntomas de las personas afectadas y de otros hallazgos, del modo siguiente:
· Tuberculoide Estas personas suelen tener pocas áreas dérmicas afectadas (paucibacilar), y la enfermedad es más leve, menos frecuente y menos contagiosa
· Lepromatosa: Estas personas suelen tener más zonas dérmicas afectadas (multibacilar) y la enfermedad es más grave, más frecuente y más contagiosa.
· Dimorfa: Estas personas presentan características de la lepra tuberculoide y de la lepromatosa.
En ambas clasificaciones, el tipo de lepra determina lo siguiente:
· Cómo se encuentra la persona a largo plazo
· Cuáles son las complicaciones probables
· Cuál es la duración necesaria del tratamiento con antibióticos
Sintomatología
Dado que las bacterias causantes de la lepra se multiplican muy lentamente, los síntomas no comienzan hasta que haya transcurrido por lo menos un año desde que la persona se infectara. En promedio, los síntomas aparecen entre 5 y 7 años después de haber contraído la infección, pero pueden tardar entre 20 y 30 años. Una vez iniciados progresan con lentitud.
La lepra suele afectar la piel y los nervios periféricos. Aparecen erupciones y bultos característicos. No provocan prurito. La infección de los nervios provoca entumecimiento de la piel o debilidad muscular en las áreas controladas por los nervios infectados.
Los síntomas específicos varían en función del tipo de lepra
· Lepra tuberculoide: aparece una erupción cutánea formada por una o varias zonas más claras y aplanadas, con bordes elevados y claramente definidos. Las zonas afectadas por esta erupción se entumecen, porque las bacterias lesionan los nervios subyacentes.
· Lepra lepromatosa: aparecen múltiples nódulos pequeños sobre la piel o erupciones más grandes, abultadas, de tamaño y forma variables. Existen más áreas entumecidas que en la lepra tuberculoide, y se debilitan ciertos grupos musculares. Pueden resultar afectadas gran parte de la piel y muchas partes del cuerpo, incluidos los riñones, la nariz y los testículos. En los hombres afectados, las mamas pueden aumentar de tamaño. Las personas pueden perder las pestañas y las cejas.
· Lepra limítrofe: se identifican características tanto de la lepra tuberculoide como de la lepra lepromatosa. Sin tratamiento, la gravedad de la lepra limítrofe puede disminuir y convertirse en una forma más semejante a la tuberculoide, o puede empeorar y transformarse en una forma más similar a la lepromatosa.
Los síntomas más graves son consecuencia de la infección de los nervios periféricos, que causa un deterioro del sentido del tacto y la correspondiente incapacidad para sentir el dolor y la temperatura. Las personas con una lesión de los nervios periféricos pueden sufrir quemaduras, cortes o heridas sin darse cuenta. Las lesiones repetidas pueden llegar a causar la pérdida de los dedos de las manos y los pies. Además, el daño de los nervios periféricos causa debilidad muscular y puede llegar a producir deformidades.
Otras partes del cuerpo pueden resultar afectadas:
· Pies: también aparecen úlceras en las plantas de los pies, provocando dolor al caminar.
· Nariz: los daños en los conductos nasales provocan una congestión nasal crónica y hemorragias nasales
· Ojos: el daño a los ojos provoca glaucoma y ceguera.
· Función sexual: los hombres con lepra lepromatosa pueden sufrir disfunción eréctil (impotencia) y volverse estériles. La infección disminuye la cantidad de testosterona y de espermatozoides que producen los testículos.
· Riñones: la función renal puede resultar afectada.
Durante la evolución de la lepra no tratada, o incluso en los casos que sí reciben tratamiento, el sistema inmunitario puede producir reacciones inflamatorias. Estas reacciones suelen provocar fiebre e inflamación de la piel, de los nervios periféricos y, con menor frecuencia, de los ganglios linfáticos, de las articulaciones, los testículos, los riñones, el hígado y los ojos. Las reacciones también pueden contribuir al daño neurológico. La piel alrededor de los nódulos se hincha y se vuelve roja y dolorida, y los nódulos suelen formar úlceras abiertas. Puede aparecer fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos y dolor articular.
Diagnóstico
El examen al microscopio de una muestra de tejido infectado (biopsia) permite confirmar el diagnóstico. Dado que la bacteria de la lepra no puede cultivarse en el laboratorio, los cultivos de tejido no son útiles.
Los análisis de sangre que miden los anticuerpos contra la bacteria son de utilidad limitada, ya que los anticuerpos no siempre están presentes
Tratamiento convencional
El tratamiento antibiótico puede detener la progresión de la lepra pero no puede revertir las lesiones de los nervios o las deformidades. Por lo tanto, la detección y el tratamiento precoces son de vital importancia.