Sepsis: Enfoque funcional para prevenir y acompañar esta emergencia médica

Sepsis: Enfoque funcional para prevenir y acompañar esta emergencia médica

¿Qué es la sepsis?

La sepsis es una respuesta extrema y desregulada del cuerpo a una infección, que puede llevar al fallo multiorgánico, shock séptico e incluso la muerte. Es una emergencia médica que requiere atención inmediata. Aunque comienza con una infección localizada (como neumonía, infección urinaria o cutánea), el sistema inmunológico reacciona de forma tan intensa que termina dañando los propios tejidos y órganos.

Estadísticas de impacto

  • La sepsis afecta a más de 49 millones de personas al año en el mundo.
  • Provoca más de 11 millones de muertes anuales, representando 1 de cada 5 muertes globales.

Puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente en:

  • Personas inmunocomprometidas
  • Mayores de 65 años
  • Niños pequeños
  • Pacientes hospitalizados

Causas más comunes

Las infecciones más asociadas con sepsis son:

  • Pulmonía (neumonía)
  • Infecciones urinarias
  • Infecciones abdominales (apendicitis, peritonitis)
  • Infecciones cutáneas o de heridas
  • Infecciones hospitalarias, especialmente por bacterias multirresistentes

Agentes patógenos frecuentes:

  • Bacterias (la causa más común)
  • Virus (como SARS-CoV-2)
  • Hongos
  • Parásitos

¿Qué sucede en el cuerpo durante la sepsis?

El sistema inmune libera una cascada de citoquinas inflamatorias para combatir la infección, pero:

  • La inflamación sistémica daña el endotelio (pared de los vasos sanguíneos)
  • Provoca coagulación diseminada (formación de microtrombos)
  • Hay hipoperfusión tisular (falta de oxígeno en órganos)
  • Se puede desarrollar shock séptico: presión arterial peligrosamente baja y daño multiorgánico

Signos y síntomas de alerta

Es crucial reconocer los signos temprano. La campaña internacional "Sepsis is a Medical Emergency" promueve el acrónimo en inglés SEPSIS:

  • S: Shivering, fever, or very cold
  • E: Extreme pain or general discomfort
  • P: Pale or discolored skin
  • S: Sleepy, difficult to wake, confused
  • I: "I feel like I might die"
  • S: Shortness of breath

En español, los síntomas más comunes incluyen:

  • Fiebre alta o hipotermia
  • Frecuencia cardíaca elevada
  • Respiración rápida
  • Presión arterial baja
  • Confusión o desorientación
  • Disminución del volumen urinario
  • Dolor extremo o debilidad generalizada

Diagnóstico convencional

El diagnóstico se basa en:

  • Historia clínica y signos vitales
  • Cultivos (sangre, orina, heridas)
  • Marcadores inflamatorios: PCR, procalcitonina
  • Gases arteriales y lactato
  • Pruebas de función renal, hepática y coagulación

Tratamiento convencional urgente

  • Antibióticos de amplio espectro IV (antes de saber el germen específico)
  • Oxigenoterapia
  • Líquidos intravenosos para mantener la presión arterial
  • Vasopresores si el shock no mejora con líquidos
  • Soporte de órganos: diálisis, ventilación mecánica

Enfoque funcional: optimizando la prevención y recuperación

La medicina funcional no sustituye el tratamiento de urgencia, pero complementa la recuperación, apoya el sistema inmunológico y puede ayudar en la prevención en pacientes vulnerables.

1. Prevención: fortalecer la inmunidad

Microbiota intestinal sana

  • Su disbiosis está relacionada con inflamación crónica y susceptibilidad a infecciones.
  • Incorporar prebióticos (fibra de verduras, frutas, almidones resistentes) y probióticos (fermentados, suplementos).

Alimentación antiinflamatoria

  • Evitar ultraprocesados, azúcar refinada, aceites vegetales oxidados.

Priorizar:

  • Vegetales crucíferos y de hojas verdes
  • Frutas con antioxidantes (arándanos, granada)
  • Proteínas limpias (pescado salvaje, huevo orgánico, carnes magras)
  • Grasas saludables: aguacate, aceite de oliva, nueces, omega 3

Suplementación inmunomoduladora (según valoración profesional)

  • Vitamina D3 (niveles óptimos >40 ng/mL)
  • Zinc
  • Vitamina C liposomal
  • Glutamina para reparación intestinal
  • N-acetilcisteína (NAC) y glutatión
  • Adaptógenos como la ashwagandha o el reishi

2. Apoyo en la recuperación post-sepsis

Muchos pacientes experimentan síndrome post-sepsis: fatiga crónica, debilidad muscular, disautonomía, niebla mental, alteraciones emocionales.

Rehabilitación nutricional

  • Dieta rica en nutrientes: caldos de huesos, vegetales cocidos, proteínas digestibles
  • Soporte hepático y renal con alimentos amargos (rúcula, diente de león, alcachofa)
  • Aporte de electrolitos naturales (agua con limón, agua de coco, caldos)

Reparación de mitocondrias

  • CoQ10
  • PQQ
  • Ácido alfa lipoico

Reducción de la inflamación crónica

  • Cúrcuma con pimienta negra
  • Omega 3 EPA/DHA
  • Ayuno intermitente si está indicado

Apoyo emocional y neurocognitivo

  • Mindfulness y meditación
  • Terapias de respiración vagal (coherencia cardíaca)
  • Ejercicio progresivo y suave (yoga, caminatas)

Enfoque funcional integrativo en pacientes de riesgo

Si el paciente tiene comorbilidades como diabetes, inmunosupresión, enfermedad autoinmune o edad avanzada:

Monitoreo periódico de salud intestinal
Control glucémico estricto (dieta baja en índice glucémico)
Disminución de toxicidad ambiental (metales, pesticidas)
Identificación de focos infecciosos crónicos (dientes, amígdalas, intestino)

La sepsis puede avanzar en horas y es una causa prevenible de muerte. El enfoque funcional no sustituye la medicina de urgencias, pero permite una visión proactiva y restaurativa, fortaleciendo los pilares fundamentales: sistema inmune, microbiota, inflamación, detoxificación y reparación celular.

Reconocer los factores predisponentes, actuar con rapidez ante los síntomas y promover una salud integral puede salvar vidas.