Todo sobre la insuficiencia cardiaca
La insuficiencia cardíaca (IC) es una afección en la que el corazón no puede bombear de manera eficaz para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esta carga no se debe únicamente a los impactos directos en la función cardíaca, sino también a sus comorbilidades asociadas, como la obesidad, la hipertensión y la diabetes mellitus. La nutrición desempeña un papel central en esta enfermedad, influyendo profundamente en la progresión y los resultados de la IC.
Las investigaciones indican que una cantidad significativa de pacientes con insuficiencia cardíaca, entre el 15 % y el 90 % , no obtienen la cantidad adecuada de nutrientes en su dieta. No comer bien puede conducir a una peor salud cardíaca, dificultar que el cuerpo administre los líquidos de manera adecuada y afectar la forma en que el cuerpo utiliza la energía. Todos estos son problemas particularmente importantes que las personas con insuficiencia cardíaca deben controlar.
Por ejemplo, no obtener suficiente proteína en la dieta puede provocar una afección llamada sarcopenia. Esta afección debilita los músculos de todo el cuerpo, incluido el músculo cardíaco, lo que dificulta que el corazón bombee sangre de manera eficaz.
Igualmente importante es el equilibrio de micronutrientes, que son pequeños nutrientes esenciales. Si no se obtiene suficiente cantidad de estos, puede interferir en el funcionamiento de las mitocondrias (las centrales energéticas de las células). Estas mitocondrias son necesarias para que el corazón produzca energía de manera eficiente. Por otro lado, comer demasiada sal puede hacer que el cuerpo retenga agua, lo que empeora los síntomas de la insuficiencia cardíaca al aumentar la retención de líquidos .
Evaluación del estado nutricional en pacientes con insuficiencia cardíaca
Existen varias formas de evaluar la nutrición de los pacientes con insuficiencia cardíaca. Un método son las evaluaciones dietéticas, como el seguimiento de lo que come una persona durante 24 horas o llevar un diario de alimentos. Estos métodos se están volviendo más precisos con las nuevas tecnologías, como tomar fotografías de las comidas con teléfonos inteligentes, que proporcionan un registro visual claro de los hábitos alimentarios de una persona.
Más allá de simplemente mirar el índice de masa corporal (IMC), que no nos dice el tipo de masa corporal que tiene una persona, existen mediciones más detalladas.
Técnicas como la absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) y el análisis de impedancia bioeléctrica (BIA) pueden brindar una visión más profunda de la composición corporal de grasa, músculo y líquido. Esto es particularmente importante para los pacientes con insuficiencia cardíaca, ya que la acumulación de líquido a menudo puede ocultar signos de mala nutrición. Sin embargo, estos métodos pueden verse limitados por cuestiones como el exceso de líquido corporal o el costo y el acceso (por ejemplo, la resonancia magnética) .
La evaluación de biomarcadores, como la albúmina y la prealbúmina, también es parte de un control nutricional exhaustivo. Estos hacen más que simplemente mostrar si alguien está obteniendo suficiente proteína de su dieta; también pueden indicar inflamación sistémica en pacientes con insuficiencia cardíaca.
Esta inflamación puede provocar pérdida muscular y contribuir a la caquexia, una condición de desgaste corporal grave. La albúmina, que permanece en el cuerpo por más tiempo, y la prealbúmina, que cambia rápidamente con la ingesta dietética, pueden ayudar a identificar deficiencias nutricionales y la inflamación del cuerpo.
Además, la investigación de biomarcadores específicos de la caquexia cardíaca es un campo apasionante que podría ayudar a identificar a los pacientes que tienen mayor riesgo, lo que permitiría un apoyo nutricional más específico.
Intervenciones nutricionales clave para la insuficiencia cardíaca
Las estrategias nutricionales son fundamentales para tratar y prevenir la insuficiencia cardíaca, y las directrices recientes hacen hincapié en algo más que simplemente reducir la ingesta de sal. El cambio hacia un enfoque dietético más integral incluye centrarse en la calidad de las grasas, el equilibrio de nutrientes y la suplementación específica para apoyar la salud cardíaca.
Se recomienda reducir los alimentos con alto contenido de grasas saturadas, como las carnes rojas y los alimentos fritos, debido a su relación con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca.
Las investigaciones, incluidos estudios como el Physicians Health Study, han demostrado que una dieta rica en carne roja puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca en aproximadamente un 25 %.
Control de sodio y líquidos
Controlar la ingesta de sal y líquidos sigue siendo esencial para los pacientes con insuficiencia cardíaca. Si bien reducir la sal puede ayudar a evitar la acumulación de líquido, la cantidad exacta de sal que se debe consumir puede variar.
En general, mantener una ingesta de sal moderada, alrededor de 2000-3000 mg por día, puede ayudar a controlar los síntomas de la insuficiencia cardíaca sin los efectos negativos de una restricción de sal demasiado estricta. También es importante controlar la ingesta de líquidos para evitar la sobrecarga de líquidos, que puede empeorar los síntomas de la insuficiencia cardíaca.
Potasio y magnesio
Los niveles de potasio y magnesio en el cuerpo deben ser los adecuados, especialmente para las personas con insuficiencia cardíaca, porque desempeñan un papel fundamental para mantener el ritmo cardíaco correcto y mantener la función cardíaca general.
Ambos minerales ayudan a controlar la presión arterial y favorecen la salud cardíaca, pero lograr el equilibrio adecuado es clave, ya que un exceso o una deficiencia puede causar problemas como anomalías del ritmo cardíaco. Las cantidades exactas de cada mineral deben individualizarse para cada paciente.
Ácidos grasos omega-3
Incluir ácidos grasos omega-3 en la dieta es beneficioso para los pacientes con insuficiencia cardíaca debido a sus efectos protectores del corazón. Estas grasas, que se encuentran en pescados como el salmón y en suplementos, pueden ayudar a reducir la inflamación y disminuir el riesgo de problemas del ritmo cardíaco.
Además, las investigaciones han demostrado que la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (PUFA n-3), a razón de 2 g por día, mejora la función cardíaca, aumenta la fracción de eyección y reduce las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca en comparación con un placebo en ensayos aleatorizados.
Ingesta de proteínas
Obtener suficiente proteína es importante para mantener la masa muscular, lo cual es fundamental para que los pacientes con insuficiencia cardíaca eviten la caquexia, una condición de pérdida muscular grave.
La ingesta adecuada de proteínas, que equivale a aproximadamente el 30% de la dieta como proteína (alrededor de 110 g por día), ayuda a mantener los músculos fuertes, incluido el músculo cardíaco. Las buenas fuentes incluyen carnes magras, frijoles y nueces. Para algunos, puede ser necesario tomar suplementos para asegurarse de que están obteniendo lo suficiente. Las cantidades exactas de proteína variarán según el peso corporal del paciente.
Implementación de intervenciones nutricionales en la práctica clínica
La implementación de intervenciones nutricionales en pacientes con insuficiencia cardíaca en un entorno clínico comienza con una conversación genuina. Es fundamental obtener una idea clara de la dieta actual del paciente, su estilo de vida y los desafíos específicos que pueda enfrentar debido a su condición.
Enfatiza la importancia de una ingesta moderada de sodio y cómo se puede controlar sin alterar completamente su dieta, centrándose en cambios prácticos y leyendo las etiquetas de los alimentos.
Fomenta la incorporación de frutas, verduras y fuentes de ácidos grasos omega-3 como el pescado en sus comidas, destacando estos cambios como adiciones en lugar de restricciones.
Para aquellos que toman diuréticos, analiza la importancia del potasio y el magnesio y considere la posibilidad de tomar suplementos si es necesario.
Considera la idea de llevar un diario de alimentos o usar una aplicación para hacer un seguimiento de la ingesta.
Los seguimientos regulares son fundamentales para abordar cualquier inquietud y ajustar su plan según sea necesario.
Al brindarles consejos claros y prácticos y apoyarlos durante el proceso, podemos empoderar a nuestros pacientes con insuficiencia cardíaca para que realicen cambios dietéticos beneficiosos que favorezcan su salud cardíaca.
Investigaciones emergentes y enfoques dietéticos innovadores
Dos dietas, la dieta DASH y la dieta mediterránea, se destacan por sus posibles beneficios para las personas con esta enfermedad. La dieta DASH, baja en sodio y rica en potasio, calcio y fibra, tiene como objetivo reducir la presión arterial, lo cual es vital para controlar la IC. Esta dieta se centra en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras.
La dieta mediterránea, con su énfasis en frutas, verduras, aceite de oliva, nueces y pescado, también se ha relacionado con menores riesgos de enfermedades cardiovasculares. Apoya la salud cardíaca al mejorar los niveles de colesterol y reducir la inflamación.
La investigación también está analizando los suplementos dietéticos como la coenzima Q10 para la IC. La coenzima Q10 puede ayudar a las células cardíacas a producir energía, lo que podría mejorar la función cardíaca en pacientes con IC, ayudando así a reducir la mortalidad por todas las causas.