Enfoques de la medicina funcional para los trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios son afecciones graves con altas tasas de mortalidad, siendo la más alta la que se presenta en la anorexia nerviosa. Estas afecciones causan una alteración significativa en la señalización y el equilibrio entre el cuerpo y la mente, lo que dificulta su manejo. Una perspectiva integradora y funcional puede abordar los factores contribuyentes subyacentes que refuerzan estas afecciones graves.
¿Qué son los trastornos alimentarios?
Los trastornos alimentarios (TA) son afecciones psiquiátricas complejas que causan alteraciones significativas en las conductas alimentarias de la persona y a menudo están acompañadas de profundas complicaciones físicas. Estas afecciones no se manifiestan por elección. Los cambios en los circuitos cerebrales son evidentes y se exacerban aún más por la desnutrición y las conductas involucradas en los TA, lo que hace que las señales del cuerpo se desregulen. La preocupación por el peso/imagen corporal, la comida y el ejercicio son características comunes.
Tipos de trastornos alimentarios
Los tres tipos principales de trastornos alimentarios son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón:
La anorexia nerviosa
(AN) se caracteriza por una restricción significativa de la ingesta de alimentos en relación con los requerimientos físicos, lo que da como resultado un peso corporal extremadamente bajo.
El miedo intenso a aumentar de peso es un sello distintivo de esta afección, además de conductas persistentes que interfieren con el aumento de peso, como la restricción de alimentos y el ejercicio. También se demuestra una alteración en la forma en que uno percibe el propio cuerpo.
La bulimia nerviosa
(BN) incluye episodios recurrentes de atracones, caracterizados por consumir discretamente grandes cantidades de alimentos en un período corto. Durante estos episodios se exhibe una sensación de falta de control. Son evidentes las conductas compensatorias recurrentes, que incluyen vómitos autoinducidos, uso de laxantes o ejercicio intenso.
La angustia y la culpa después de las conductas compensatorias suelen ser evidentes, además de dificultad para controlar los impulsos. Las personas con BN suelen tener un peso corporal normal.
Trastorno por atracón
(BED) es el trastorno alimentario más común y se caracteriza por episodios recurrentes de ingestión de grandes cantidades de alimentos típicamente hiperpalatables en un período corto. Los alimentos hiperpalatables son alimentos que son difíciles de dejar de comer debido a sus efectos gratificantes artificiales (es decir, papas fritas u otros bocadillos).
En esta afección, los atracones no están acompañados de conductas compensatorias. Durante los atracones se experimenta una sensación de falta de control.
Síntomas de los trastornos alimentarios
Los síntomas de los trastornos alimentarios varían según el tipo y la gravedad.
Los síntomas de la anorexia nerviosa incluyen:
- Crecimiento de vello corporal (llamado lanugo)
- Estreñimiento
- Descenso de la temperatura corporal
Los síntomas de la bulimia nerviosa incluyen:
- Desequilibrios electrolíticos
- Dientes dañados
- Problemas gastrointestinales
Los síntomas del trastorno por atracón incluyen:
- Comer hasta sentirse incómodamente lleno
- Comer cuando se está lleno o sin hambre
- Sentir culpa/angustia después de los atracones
¿Qué causa los trastornos alimentarios?
Si bien las causas exactas de los trastornos alimentarios no están claras, los genes y los factores psicosociales y neurobiológicos parecen desempeñar un papel.
Predisposición genética
Los genes pueden desempeñar un papel importante en la etiología de los trastornos alimentarios al hacer que uno sea más susceptible. Se han identificado varios genes que confieren un mayor riesgo de sufrir trastornos alimentarios. Aquellos que tienen familiares con trastornos alimentarios pueden tener un mayor riesgo. Una persona tiene 9,6 veces más probabilidades de desarrollar bulimia nerviosa si tiene un familiar que también la padece, 2,2 veces más probabilidades de desarrollar trastorno por atracón y 11 veces más probabilidades de desarrollar anorexia nerviosa en comparación con una persona sin antecedentes familiares del trastorno.
Alteraciones neurobiológicas
Las alteraciones en la neurobiología pueden afectar a ciertos procesos corporales. Por ejemplo, se sugiere que el sistema de recompensa del cerebro desempeña un papel central en el desarrollo de trastornos alimentarios, donde la comida es más o menos estimulante en los cerebros de las personas con trastornos alimentarios.
La serotonina y la dopamina son neurotransmisores que también se conocen como neuromoduladores. Afectan la percepción, el hambre, la saciedad, el estado de ánimo y el comportamiento/recompensa relacionados con los trastornos alimentarios. Se han encontrado niveles alterados de estos neuromoduladores en el trastorno por atracón y tanto en la anorexia nerviosa como en la bulimia nerviosa, y se sugiere que desempeñan un papel en el refuerzo de las conductas de los trastornos alimentarios.
Factores psicosociales, socioculturales y condiciones de salud mental preexistentes
Factores como el estrés social, la salud mental preexistente y el trauma pueden influir en la etiología.
Existen numerosas pruebas que sugieren que el estrés puede inducir alteraciones en los circuitos neuronales implicados en la patología de la DE, El estrés aumenta la propensión a comer por motivos emocionales, lo que también se ha sugerido que influye en el desarrollo. Las conductas alimentarias pueden manifestarse como una forma de afrontar el estrés o los afectos negativos.
Observar a un padre haciendo dieta o idolatrando determinados tipos de cuerpo puede hacer que una persona con predisposición genética sea más susceptible. La influencia sociocultural, como la representación de la imagen corporal en los medios de comunicación, también puede hacer que una persona sea más propensa a internalizar estos ideales de tipo corporal, todo lo cual puede conducir a hacer dieta y a preocuparse por la imagen corporal. Hacer dieta puede desencadenar conductas asociadas con los trastornos alimentarios.
Deficiencias nutricionales
Hacer dieta y restringir calorías puede provocar deficiencias nutricionales, especialmente durante la adolescencia, cuando se necesitan más nutrientes para un crecimiento saludable. Ciertas deficiencias nutricionales pueden influir en la aparición de trastornos alimentarios.
Las deficiencias minerales parecen desempeñar un papel. Por ejemplo, la deficiencia de zinc se ha asociado con el empeoramiento de la patología de los trastornos alimentarios. Se ha descubierto que quienes padecen de anorexia nerviosa, en particular, tienen deficiencias profundas de zinc, lo que lleva a un mayor compromiso de la salud intestinal y del estado de ánimo. Los desequilibrios electrolíticos también son muy evidentes en los TCA debido a las conductas compensatorias y la falta de ingesta nutricional/hidratación. Esto es importante ya que los electrolitos mantienen los líquidos y el equilibrio en el cuerpo, al mismo tiempo que tienen un papel en la salud del sistema nervioso y el estado de ánimo.
También es esencial prestar atención a las deficiencias de vitaminas. Las personas con TCA suelen tener deficiencia de vitamina B. Estas vitaminas son necesarias para la producción de neurotransmisores que a menudo están desequilibrados en los TCA. Se ha descubierto que la vitamina D es deficiente en las personas con TCA, lo que contribuye a los desequilibrios de la salud digestiva e intestinal y afecta el estado de ánimo.
También se han encontrado niveles insuficientes de ácidos grasos en los TCA. El 60% del cerebro está compuesto de grasa y la necesita para funcionar, por lo que cuando se le priva de grasa, la función cerebral disminuye y los síntomas se vuelven más graves. Los aminoácidos de las proteínas desempeñan muchas funciones fundamentales en el cuerpo y a menudo son deficientes en los TCA. Son vitales para sintetizar neurotransmisores importantes para el estado de ánimo, entre otros factores reguladores.
Disfunción gastrointestinal y desequilibrios del microbioma
La función gastrointestinal y el equilibrio del microbioma se ven comprometidos en las personas con trastornos alimentarios, lo que puede afectar el equilibrio de otros sistemas. El intestino es un regulador clave de los procesos homeostáticos del cuerpo, que afectan la ingesta de alimentos, el estado de ánimo y el comportamiento.
La falta de diversidad dentro del microbioma intestinal es evidente en los trastornos alimentarios. También se ha sugerido que la disbiosis, el desequilibrio de las bacterias intestinales, tiene un papel etiológico.
La salud intestinal es importante ya que el 95% de la serotonina se produce en el intestino y casi el 50% de la dopamina. Estos son importantes para los procesos reguladores del cuerpo. El GABA también se produce en el intestino y también se sugiere que afecta a los trastornos alimentarios.
Tratamiento de los trastornos alimentarios con medicina funcional e integrativa
Este enfoque tiene como objetivo restablecer el equilibrio del cuerpo abordando los factores subyacentes que pueden reforzar el trastorno.
Terapia cognitivo-conductual para los trastornos alimentarios
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un enfoque ampliamente utilizado y basado en evidencia para el manejo de los trastornos alimentarios. Se centra en la conexión entre pensamientos, sentimientos y comportamientos y tiene como objetivo ayudar a las personas a desarrollar patrones de pensamiento y comportamientos más saludables relacionados con la comida, la imagen corporal y el peso.
A continuación, se presentan algunos aspectos clave de la terapia cognitivo-conductual para los trastornos alimentarios:
- Psicoeducación
- Autocontrol
- Identificación de pensamientos y creencias disfuncionales
- Reestructuración cognitiva
- Intervenciones conductuales
- Prevención de exposición y respuesta
- Intervenciones de imagen corporal
- Prevención de recaídas
Es importante tener en cuenta que la TCC para los trastornos alimentarios suele ser realizada por terapeutas capacitados en entornos individuales o grupales. Además, la TCC se utiliza comúnmente junto con otros enfoques e intervenciones terapéuticas integrativas como parte de un programa de tratamiento integral. La duración y frecuencia de las sesiones de terapia pueden variar según las necesidades de la persona y el plan de tratamiento.
Formación de nuevos hábitos
Las personas con trastornos alimentarios tienen alteraciones significativas en las señales del cuerpo y el cerebro que regulan la alimentación y el comportamiento. La formación de nuevos hábitos es importante para alterar los comportamientos e impulsar nuevos circuitos neuronales asociados con una alimentación saludable. Se recomienda buscar orientación con la ayuda de un profesional de la salud mental.
Apoyo a las variantes genéticas
Las personas con predisposiciones genéticas a los trastornos alimentarios pueden adaptar sus enfoques nutricionales y de estilo de vida para ayudar a prevenir la progresión y proporcionar más información sobre la etiología. Apoyar una relación saludable con la comida, la imagen corporal y la regulación emocional son factores importantes.
Consideraciones nutricionales o dietéticas para la recuperación de los trastornos alimentarios
Es importante que quienes se recuperan de un trastorno alimentario se reintegren a la alimentación con alimentos nutritivos que aborden las necesidades de macronutrientes y micronutrientes y favorezcan la salud intestinal y la digestión. Es imperativo recuperar el peso corporal según las necesidades individuales con proporciones adecuadas de macronutrientes.
Consumir comidas más pequeñas gradualmente a lo largo del día puede ayudar al proceso de realimentación. También es importante garantizar una hidratación suficiente y abordar los desequilibrios electrolíticos, ya que muchas conductas compensatorias y de restricción alimentaria afectan el estado electrolítico. La realimentación, la rehidratación y la recuperación del peso corporal deben realizarse bajo la supervisión de un profesional médico.
Una dieta mediterránea puede favorecer la renutrición del cuerpo, ya que es rica en alimentos integrales y ricos en nutrientes y recomienda grandes cantidades de macro y micronutrientes. Por lo tanto, esta dieta favorece la reposición de nutrientes a través de las frutas, verduras, proteínas y ácidos grasos saludables recomendados. También está bien demostrado que la dieta mediterránea favorece el estado de ánimo y la salud intestinal. También es rica en triptófano, que se encuentra en las aves de corral y el pescado. Este aminoácido favorece específicamente el sueño de calidad, que es fundamental en la recuperación de la disfunción eréctil.
La salud gastrointestinal suele verse muy afectada por los trastornos alimentarios, que pueden exacerbar aún más los desequilibrios en el cuerpo. Por lo tanto, es importante considerar la posibilidad de añadir alimentos ricos en probióticos, como el yogurt, para favorecer la salud intestinal y el estado de ánimo. También se pueden recomendar alimentos ricos en fuentes naturales de enzimas digestivas, como la piña, ya que favorecen la descomposición de los alimentos y la absorción de nutrientes que el cuerpo puede utilizar, lo que facilita la digestión de quienes realimentan sus cuerpos.
Suplementos para la recuperación de los trastornos alimentarios
Los siguientes suplementos pueden ser de ayuda para quienes se están recuperando de un trastorno alimentario. Las dosis varían según las necesidades individuales:
Complejo de vitamina B para la recuperación de los trastornos alimentarios
Las vitaminas B favorecen la síntesis de energía y neurotransmisores, lo que es fundamental para el estado de ánimo y la regulación del estrés. Suelen ser muy deficientes en los trastornos alimentarios. Las vitaminas B se pueden complementar de forma individual o mediante suplementos del complejo B, que abarcan muchas o todas las vitaminas B.
Zinc para la recuperación de los trastornos alimentarios
El zinc cumple importantes funciones reguladoras en el cuerpo. Se han encontrado niveles más bajos de zinc en los trastornos alimentarios. El zinc es importante para la digestión, la regulación de la síntesis de neurotransmisores, el gusto y el apetito, que suelen estar desregulados en los trastornos alimentarios. La dosis recomendada para la recuperación de los trastornos alimentarios es de 14 mg al día durante 2 meses.
Vitamina D y Omega-3 para la recuperación de los trastornos alimentarios
La vitamina D puede ayudar a mejorar los síntomas asociados con la digestión y el estado de ánimo difíciles. La deficiencia de vitamina D también puede estar asociada con la impulsividad, común en la bulimia nerviosa. La deficiencia de vitamina D es frecuente entre las personas con trastornos alimentarios. La dosis debe individualizarse en función de los resultados de las pruebas de laboratorio.
Los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a las personas con trastornos alimentarios debido a su Propiedades neuroprotectoras y antiinflamatorias que favorecen la función cerebral. También favorecen el equilibrio de los neurotransmisores, que es vital para el estado de ánimo. La suplementación puede ser beneficiosa en dosis de 250 a 500 mg o más.
La vitamina D y los omega-3 también ayudan a modular los niveles de serotonina al favorecer la conversión de triptófano en serotonina.
Probióticos para la recuperación de los trastornos alimentarios
Además de los alimentos ricos en probióticos, los suplementos probióticos favorecen el equilibrio del microbioma intestinal, que se ve comprometido en los trastornos alimentarios. Esto es importante, ya que el intestino puede contribuir a regular otros procesos del organismo relacionados con las conductas alimentarias y el estado de ánimo, ya que varios neurotransmisores, nutrientes y hormonas se sintetizan en el intestino.
Medicina complementaria e integrativa para la recuperación de los trastornos alimentarios
Las terapias CIM son una parte importante del tratamiento de los trastornos alimentarios, ya que pueden ayudar a reducir el estrés y pueden ayudar a promover el desarrollo de nuevas vías neuronales y favorecer la sintonía mente-cuerpo.
Yoga para la recuperación de los trastornos alimentarios
Se ha sugerido que el yoga es prometedor para quienes luchan contra los trastornos alimentarios. En esta investigación, los participantes fueron asignados aleatoriamente a 12 semanas de yoga junto con asesoramiento. Aquellos que participaron en yoga tuvieron reducciones significativas en los síntomas de TCA. El yoga puede apoyar una relación más saludable con el propio cuerpo e infundir una mayor confianza en sus señales.
Mindfulness y autocompasión para la recuperación de trastornos alimentarios
Se ha sugerido que la atención plena, que trae conciencia del momento presente sin juzgar, reduce los afectos negativos y las preocupaciones sobre la imagen corporal en las personas con TCA. También se ha sugerido que las prácticas basadas en la atención plena ayudan a desviar la atención de los impulsos y las urgencias en torno a las conductas.
También se ha sugerido que cultivar la autocompasión y ser amable con uno mismo frente a las dificultades ayuda al tratamiento de los TCA al desempeñar un papel en la regulación emocional.
Acupuntura para la recuperación de trastornos alimentarios
Se ha sugerido que la acupuntura, el uso de agujas delgadas y diminutas para evocar respuestas en el cuerpo que faciliten la relajación, es una terapia complementaria para apoyar los TCA al ayudar a reducir la ansiedad y el estrés.